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Lo afirmó la periodista y psicoanalista Liliana Hendel, en el marco de una conferencia organizada por la Fundación Al Fin Justicia en la Casa de las Culturas de Resistencia. También participó el psiquiatra Enrique Stola. El tema central fue el trato machista que dispensa el Poder Judicial a las madres protectoras que denuncian el abuso sexual contra sus hijes y a profesionales que se involucran en esos casos.

Lunes, 24 de julio de 2023

Por Valeria Romero 

La charla estuvo organizada por la Fundación Al Fin Justicia, cuyas referentes son Rosalía Alvarado y Marina Frencia, y se realizó en la Casa de las Culturas el pasado 20 de julio. Contó con la presencia de organizaciones de madres protectoras que piden justicia por los casos del niño Rayo, la niña Cielo, la niña Sabia, el niño Azul, funcionarias, legisladoras y periodistas. Del panel también participaron el presidente del Comité para la Prevención de la Tortura del Chaco, Kevin Nielsen y la vicepresidenta del Instituto de Cultura del Chaco, Gladis Cristaldo.

“El Poder Judicial machista”

Stola* inició su charla con un reconocimiento al Superior Tribunal de Justicia del Chaco que dictó sentencias a las que calificó de “adelantadas” y “muy sólidas”, que abrieron camino a tantas “personas sufrientes”. Destacó que esos fallos avalan la búsqueda de las víctimas que es el derecho al tiempo, que “es que el Poder Judicial respete que quienes han sido víctimas puedan hablar, hablen y denuncien cuando pueden, no cuando el Poder Judicial quiere o cuando a las y los legisladores se les ocurre sino cuando se encuentran en condiciones. No importa que tengan veinte, treinta, cincuenta o setenta años” explicó.

Pero, por otro lado, se mostró sorprendido al encontrar en el sistema judicial chaqueño tribunales inferiores a los que les cuesta creer a niños y a niñas y que son un sostén para la violencia vicaria. “Son el sostén de la violencia institucional contra las madres, contra los niños y las niñas”, afirmó.

La violencia es un problema de hombres que sufren las mujeres, al igual que las agresiones a niños y niñas. Esta afirmación surge de las estadísticas que muestran a nivel mundial que entre el 95 y el 97 por ciento de los agresores son varones. Pero aclara el psiquiatra que es el “macho” el que ejerce esta violencia. “Aquellos varones que son muy conscientes del ejercicio de poder masculino y el ejercicio de la dominación masculina: son ellos el sujeto político del patriarcado”, aseveró.

“¿Y qué pasa cuando hay una denuncia? Dentro del Poder Judicial tenemos un sector hegemónico, un sector que domina, que es machista. Es absolutamente machista patriarcal. Y tenemos un sector que es minoritario, que puede o no tener formación en perspectiva de género, pero son personas sensibles, que empatizan con el dolor. Por suerte ese sector minoritario logra el apoyo de dictámenes como los del Superior Tribunal de Chaco”, reflexionó.

En el sector hegemónico del Poder Judicial, dijo que hay una clásica burocracia o actitud militante, pero militante del machismo. “He visto aquí acciones, dictámenes y resoluciones de asesoras de menores, de fiscales, que la verdad son una vergüenza. Son para el manual del ejercicio del machismo ejercido por mujeres. He visto algunas resoluciones de juezas desconociendo medidas de protección que me parecen absolutamente perversas”, ejemplificó.

De madre a madre protectora

“A partir de la denuncia la mujer ingresa a un espacio institucional que es un espacio de sospecha salvo que le toque un buen juzgado, que son minoría. A partir de ahí, la vida de la mujer pasa a ser hipotecada por el Poder Judicial. Durante años están haciendo todo lo posible para proteger a sus hijos de los agresores sexuales denunciados y, a la vez, los abogados y abogadas machistas que suelen defender a los agresores, meten mil denuncias y mil medidas. Entonces las madres protectoras no tienen ni tiempo, ni medios económicos. Están fundidas, cansadas. Hay abogados y abogados que toman estos casos sin conocer absolutamente nada, lo cual les hace perder tiempo, dinero. Esto es claramente una especialidad. Lo que caracteriza a la madre protectora es que siempre pasan por varios abogados porque son sumamente desgastantes estos procesos”.

Y, por el contrario, “lo que caracteriza a los agresores sexuales es que tienen una sola psicóloga, un solo abogado, ¿por qué? Porque están amparados por el poder institucional, están amparados por el Poder Judicial. Y, además, quien carga con los chicos, que llevan al médico con las enfermedades, con todas las atenciones, con el colegio, etcétera, son las madres, y los tipos tienen todo el tiempo disponible para pensar las agresiones, las denuncias y las cautelares que le van a meter. Esto se llama violencia institucional, cuando ciudadanos y ciudadanas están recibiendo violencia desde las instituciones. Un ejemplo local es el de la madre de la niña Cielo”.

“Así las mujeres sufren la violencia institucional, la económica y la vicaria. Esta última es ejercida a través de sus hijes, Es esa constante amenaza de arrancamiento, de que no van a poder verles más”, precisó Stola.

“Esto es parte de lo que ocurre dentro del Poder Judicial. Es parte de un castigo a las mujeres, obviamente sostenido por el Poder Judicial que no funciona como elemento de protección ante la injusticia sino que funciona como un elemento de fuerte violencia contra aquellos y aquellas que se atreven a denunciar las relaciones incestuosas”.

También describió el “backlash”, que es el ataque constante contra las y los profesionales que ayudan o protegen a las madres protectoras. Esta respuesta violenta se materializa en amenazas, golpes, muerte a sus mascotas, privación ilegítima de la libertad. Son grupos que están conformados principalmente por hombres violentos que actúan también a través de las redes sociales.

El ejercicio de la crueldad

A su turno Liliana Hendel* se refirió a las situaciones que generan daño a las personas desde el Poder Judicial, muchas veces irreparables. Directamente lo definió como un “ejercicio de crueldad” y reflexionó sobre la responsabilidad ciudadana de no permanecer en una situación neutral frente a estas acciones.

Llamó la atención sobre la contradicción que genera en su propio mensaje esta institución que dice defender “la familia” y se pregunta a cuál familia se refiere. “¿Cuál es el concepto de honestidad o de capacidad para maternar, el cuidado, de qué nos hablan y a quién le preguntan?, cuando desoyen los dictámenes de las asesorías de menores y mandan a la fuerza pública a buscar al Jardín a una criatura pequeña”, señaló la psicóloga y periodista. Pone como ejemplo dos casos: uno sucedido en la ciudad de Resistencia y otro en la Matanza.

“¿Es necesario ir a buscar al colegio, a un jardín, a un jovencito, a una adolescente, a un niño, a una niña y llevárselo como si fuera un narcotraficante? Este sistema pone todo este poder en una escenografía frente a la cual muchas maestras, directoras de escuela, vecinas y vecinos se quedan como una se queda frente al horror, quieta, como congelada”, reflexionó.

Hendel lo relacionó con un comportamiento heredado de la dictadura que “ha dejado huellas en los lazos y en los vínculos, en las relaciones en los lazos de confianza que existían antes de la dictadura” y que ahora son difíciles de reconstruir. “Claro, durante muchos años de nuestra vida querer ayudar a alguien que está siendo atacado implicaba que también me iban a matar o desaparecer, a mí o a mi familia. ¿Por qué digo esto?, porque cuando nos quedamos mirando que sucede algo, como un niño que se llevan de una escuela un grupo de policías y el niño grita y a la mamá no la dejan entrar, la pregunta es ¿por qué no hacemos nada? ¿qué nos impide ser partícipes activas de situaciones donde se está ejerciendo la crueldad? Esto es una pregunta que no tengo ninguna respuesta, la dejo para que podamos construir respuestas colectivamente”.

La actual secretaria al frente de la Secretaría de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidades de La Matanza fue contundente al asegurar que “la revinculación forzada es tortura”.

“Estamos asistiendo a un ejercicio democrático de la crueldad, es perverso, estamos asistiendo al arrancamiento de los hijos y de las hijas de sus madres para entregarlos a quienes están denunciados por ser sus agresores sexuales”, alertó.

La construcción de “la mala madre”

Por último, Hendel advirtió que “el Poder Judicial interviene en las vidas de mujeres, en su economía, en su cocina, en su cama. La denuncia es un laberinto que nos lleva al tribunal de la inquisición. Para el sistema hay malas madres, no hay malos padres”.

“Una mujer que sigue montándose sobre sus tacos, que a la mañana se maquilla, que se peina, se perfuma y ni se te ocurra que una mujer pueda volver a estar en pareja con alguien. Que pueda pensar en reconstruir su vida amorosa, que pueda tener sexo incluso fuera de una pareja institucional. Eso es más grave, porque por supuesto eso es alto pecado. Si enfrenta al tribunal en una audiencia y mira de frente eso es una mala víctima, no es una mujer valiente, no es una mujer con coraje, capaz de dejarlo todo para defender a sus hijas e hijos de lo que les está sucediendo”, graficó.

*Médico Psiquiatra. Especialista en Psicología Clínica. Especialista en Metodología de la Investigación Científica. Magister en Psiconeuroendocrinologia. Psicodramatista. Experto en Violencia de Género, Agresiones sexuales contra las infancias y Masculinidades. Miembro de la Red de Psiquiatras Feministas, de Profesionales en lucha contra el Backlash y de la Asociación de Psiquiatras de Argentina (APSA)

**Psicóloga. Periodista feminista/Autora de Las Mentiras del Patriarcado/Secretaria de Mujeres Políticas de género y diversidades de la Matanza pcia. Bs. As. /Conductora medios masivos de comunicación, radio y televisión.


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