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Durante su detención en el Complejo Penitenciario II, el músico chaqueño Fabián Soria encontró en un celular la herramienta para reinventarse. Grabó publicidades, programas radiales y hasta un disco desde su celda. Hoy, libre, cuenta lo que significó para él contar con ese dispositivo intramuros y cómo eso lo ayudó para poder reencausar su vida.

Jueves, 22 de mayo de 2025

Fabián Soria grabó un álbum de cumbia estando preso en el Complejo Penitenciario II de Sáenz Peña.

El cantante de música tropical Fabián Soria, oriundo de General Pinedo, relató cómo logró retomar su carrera artística desde el interior del Servicio Penitenciario N°2 de Presidencia Roque Sáenz Peña, donde cumplió condena por robo a mano armada. A través de un emotivo testimonio, el artista reveló que, durante su encierro, y gracias a la tenencia de un teléfono celular, pudo grabar un disco, realizar publicidades y generar ingresos a través de billeteras virtuales.

Soria, quien formó parte de agrupaciones como Los Wamaleros, Grupo Nikel y más tarde fundó su propia banda “Fabián Soria y la Piel”, relató que su vida cambió cuando comenzó a vincularse con personas que lo llevaron a consumir drogas. Tras ser condenado por un delito, fue alojado en el Complejo Penitenciario II de Sáenz Peña, donde permaneció hasta cumplir su pena en 2022.

En una publicación realizada el miércoles en su canal de YouTube, el cantante recordó:
“Cuando yo estaba alojado en el Complejo Penitenciario 2, llevando tres años aproximadamente ya de alojamiento, arranca la pandemia y se autorizaba el ingreso de un teléfono celular. Primero, eran tres teléfonos por pabellón, después ya se le fue ganando uno para cada uno”.

Lejos de lo que muchos podrían suponer, el celular no fue provisto por el Servicio Penitenciario, sino que debían ser los propios familiares quienes lo entregaban, quedando registrados y bajo control. “No es que el gobierno o que el director de servicio penitenciario te decía: ‘Soria, vos querés un teléfono, sí, tomá, acá tenés’. No, no es así. El familiar tenía que llevarte el teléfono, hacerse responsable, todo se chequeaba, todo como corresponde”, explicó.

Gracias a ese dispositivo, Soria encontró una vía para reinventarse. “Yo no tenía depósito, no tenía visita, no tenía ingreso, no tenía nada. Mi familia no me iba a ver porque yo no quería, ellos no eran los culpables de lo que yo haya hecho. Yo estaba ahí para cumplir mi condena”, expresó.

En medio de ese aislamiento voluntario, utilizó el teléfono para grabar publicidades que se emitían por radios de todo el país, y hasta grabó un disco que subió a las plataformas digitales. “Para la psicóloga, para el asistente social, para los del servicio, yo estaba loco. Mandaban todos los informes negativos. Porque yo le contaba que adentro de mi celda realizaba grabaciones de publicidades con el teléfono, que hacía programas radiales que salían en 132 radios en cadena, que grabé un disco con el teléfono y que ya estaba preparando un segundo”, relató. Y agregó con ironía: “Para ellos eso no era normal, era un delirio”.

Además de crear música, también pudo obtener ingresos. “Pude hacerme un Mercado Pago, pude grabar publicidades para todo el país y de esa manera me iban pagando y me fui comprando cosas que no tenía. Porque acá en la provincia del Chaco se sufre mucho hambre adentro”, confesó.

Tiempo atrás, mientras aún estaba en prisión, en una entrevista con el canal “Cumbia de la Pura”, Soria compartió cómo empezó a escribir sus canciones desde el encierro: “Lo primero que hice en pedir fue un papel y una lapicera, y empecé a escribir de lo que miraba acá, en el momento del encierro, de lo que pasaba en la vida real de cada uno de los internos”.

Sobre la parte técnica de sus grabaciones, el artista contó: “Para poder grabar mi voz me bajé un programa de Google y después lo enviaba por email a los productores, pero todo lo hice con mi teléfono. Usaba una almohada como filtro”.

En el marco de la controversia por el uso de celulares en las cárceles chaqueñas, donde recientemente el Superior Tribunal de Justicia determinó la inconstitucionalidad parcial de la ley que lo restringe, la historia de Soria es un ejemplo claro de lo significativo que resulta para las personas privadas de la libertad contar con este tipo de dispositivos. No sólo para estar comunicados, sino para poder trabajar.

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