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El 17 de diciembre de 2024, medios locales y nacionales difundieron las desgarradoras imágenes de una niña que era arrancada violentamente y por la fuerza de los brazos de su madre, entre llantos y gritos, claramente manifestaba –verbal y físicamente– que no quería separarse de su familia que la aloja, la cuida y protege.

Lunes, 20 de enero de 2025

Por Mesa provincial infancias Libres de Violencias y Al Fin Justicia para niñas, niños y adolescentes víctimas de Abuso Sexual

El violento accionar fue dictado por la titular del Juzgado de Familia 1, Claudia Karina Felmann, quien ordenó en el marco del Expediente 3188/22 hacer lugar a una guarda judicial proteccional en favor de los abuelos paternos de la niña.

Librando en tal sentido mandamiento de retiro de la niña del domicilio, donde convivía con su madre, hermanita pequeña y progenitor afín, prácticamente por el lapso de dos meses, y disponer provisoriamente la medida de prohibición de acceso y acercamiento y/o contacto de la madre en forma directa y/o a través de su pareja y/o de cualquiera de su entorno respecto de la pequeña. Es más, a pesar de tener conocimiento de la negativa de la niña, comunicado por la Asesora de Menores 5, Gabriela Colef (quien posteriormente apelaría la medida), ordenó continuar con el procedimiento violatorio de la Convención de los Derechos del Niño que establece cuatro principios fundamentales: el de no discriminación, el interés superior del niño, el derecho a la vida digna y desarrollo, y el derecho a ser oído.

Como así también, de nuestro ordenamiento jurídico que consagra el derecho de niñas, niños y adolescentes al buen trato, al tiempo que obliga a los operadores a trabajar en pos de garantizar el ejercicio de ese derecho, a restituirlo cuando se vea vulnerado y a sancionar a quien lo afecte.

Contexto para imponer el silencio y la mentira

El trasfondo de imponer una vinculación sacrificando derechos de una niña es silenciar un delito gravísimo hacia las infancias. El primer paso es instalar la idea de “denuncias falsas” y quien es denunciado pasa a ser sujeto a resguardar. Entonces, hay que mellar la credibilidad de quien denuncia, en su mayoría madres convertidas en nuestro país en el colectivo “Madres Protectoras”.

Desde una concepción patriarcal, llena de prejuicios y estereotipos, se ejerce violencia contra las mujeres al comenzar a ser cuestionadas en su rol de madres, son también las “locas”, “manipuladoras”, “obstructoras del vínculo con la sagrada familia”, las que “lavan el cerebro de sus hijos/as” para que mientan, las que “plantan ideas”. También son denunciadas/os profesionales que avalan las denuncias y protegen a las infancias.

El segundo paso es el disciplinamiento a través del cambio de custodia, es la aplicación del falso síndrome de alienación parental (SAP), aunque no lo nombren literalmente.

Richard Gardner, pedófilo e ideólogo del Falso SAP planteaba la terapia de “la amenaza”, que consistía que desde el Juzgado se impartiera la orden del cambio de custodia a favor de quien había sido denunciados “falsamente”.

También, amenazar a la madre con ir a prisión o con multas severas e incluso amenazar al niño/a.

Hay que impedir el contacto con la familia materna, separando hermanos, hermanas, primos y primas, etc.

El accionar se completa con los “informes” de profesionales y equipos que validan las decisiones del juzgado ocasionando daños irreparables.

Como casos testigo tenemos a Gilda Morales, Andrea Vásquez, Flavia Saganías, Yamila Corín, y tantas otras a lo largo del país. ¿Cómo confiar? ¿Para qué hablar si no me creen? ¿Cómo construir vínculos amorosos? cuando se es arrancada por adultos de su centro de vida, de sus afectos, de quienes confía, de amiguitos/as, de su habitación, de sus actividades y juguetes en plenas fiestas de fin de año.

Más de un mes de secuestro a la infancia

Cada día que pasa es una tortura y someter a alguien a estar en donde y con quien no quiere es de extrema crueldad.

Es la imposición de la decisión adulta contra quien está en total vulnerabilidad e indefensión, por género y edad. Mientras, los tiempos de la justicia no son los de las infancias.

La tortura y el daño es al niño/a, a la familia que protege y también al conjunto de la sociedad democrática.

Todavía hay oportunidad de reparar, de imponer la ternura por sobre el desamparo.

Así lo entiende la ciudadanía chaqueña, que acompaña con sus carteles, abrazos, palabras de aliento y bocinazos frente al Juzgado de Familia para que esa niña vuelva con su mamá y hermanita ya.

 


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