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Hoy te contamos por qué el Centro de Estudios del SACRA Chaco lleva el nombre de la psicóloga militante Mirta Clara. Quién fue y qué representa para nuestro colectivo.

Lunes, 16 de diciembre de 2024
Foto: Gentileza Gonzalo Torres/Comisión Provincial por la Memoria

Por Carolina Fule, Silvana Pérez, Valeria Romero*

Mirta Clara militaba en La Plata donde conoció a quien sería su pareja Néstor “El Flaco” Sala. Ella murió el 26 de octubre del 2016, pero habita nuestro presente chaqueño. Mirta es nuestra y nosotres de Mirta. La dictadura la vinculó al territorio del Chaco con su crueldad: la tuvo detenida y luego fusiló a su esposo en la Masacre de Margarita Belén, el 13 de diciembre de 1976.

“Si hay algo que no se puede decir de Mirta es que era la mujer del Flaco nomás”, nos cuenta “Ratón” Aranda, ex detenido político. Y sí, la coincidencia unánime de todas las personas que aportaron a este relato es que era una militante comprometida en todas las épocas y con las causas de todas las épocas. Ella conducía, guiaba, elaboraba análisis políticos, los compartía, organizaba el discurso y el pensamiento, promovía lo común y lo colectivo. Y sobre todo: accionaba para transformar la realidad.

Mirta es la responsable de que el coronel Horacio Losito haya sido eyectado de su puesto en la embajada argentina en Italia. En el año 2003, el ahora condenado por crímenes de lesa humanidad en varias causas en Chaco y Corrientes era agregado militar en Roma. Losito estuvo detenido un mes y luego fue liberado por un habeas corpus. Mirta le escribió una carta al entonces presidente Néstor Kirchner y a otros Ministerios. También la hizo publicar en algunos medios y ése mismo día se anunció la decisión de dejarlo cesante. Esa lucidez y premura para actuar y elegir las herramientas de acción eran rasgos que la distinguían.

En la foto junto a Oscar Liébana, Mario Bosch y Luis Zapiola

Lejos estaba de ser una heroína solitaria. Angela Cardela, psicóloga de la APDH, recuerda cómo sabía unir los espacios para la militancia, su coraje y su lucidez para esta tarea. Diego Vigay, fiscal federal de Derechos Humanos del Chaco, también destaca la capacidad de Mirta para siempre hacerte parte de la organización y comprometerte en cada actividad. Conducía con ternura y con firmeza.

Mario Mendoza recuerda las largas horas de investigación para aportar los testimonios y las pruebas del horror de la dictadura en los juicios. Mirta estuvo detenida hasta octubre de 1983, recuperó la libertad y se puso con esa tarea con otras compañeras y compañeros de militancia. Con un teléfono y mil kilómetros de distancia. Esa capacidad de articulación es recordada por el “Ratón” Aranda que recibía las instrucciones de qué se debía buscar en el archivo histórico del Chaco y que luego sería parte de la reconstrucción de los hechos en los juicios de Margarita Belén y también del material usado para su libro.

La tecnología vino en ayuda de Mirta. Con una dedicación envidiable armaba boletines con noticias políticas nacionales, internacionales y los enviaba por correo electrónico. “Ella consideraba fundamental la información, el análisis y la comprensión de las políticas nacionales e internacionales para tener un visión integral y macro de la situación, para pensar estrategias políticas de abordajes. Para ella no había otra manera”, nos cuenta Carolina Fule, también psicóloga, que compartió espacio en la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la Federación de Psicólogas y Psicólogos de la República Argentina.

“Esa manera de interpelarnos enhebrando cada proclama con la poesía. Mirta faro. Nuestra añorada claridad”, dice Alejandra Carrizo.

Mirta era psicóloga de profesión, docente, y entendió como nadie que la lucha por los derechos humanos comprendía no sólo la construcción de la memoria, la verdad y la justicia sino también la situación actual de miles de personas que transitan el Sistema de Salud Mental. En cada conferencia dictada no dejaba de insistir que la salud mental es un derecho fundamental y que no hay salud sin techo, comida, trabajo, educación, garantizadas por el Estado. Considerada un pilar y un eje en estas luchas, el sobrenombre en este ámbito era “La comandanta”.

Su inteligencia es rescatada por Elina Aguiar, psicóloga de la APDH. “Mirta olía cuando la derecha se hacía presente” nos cuenta. “Mirta era la más clara de todas las Mirtas”, bromea Margarita Carbajal en uno de los audios enviados. Por eso su ausencia es vivida como una pronta partida y una falta enorme para el intercambio de opiniones. Una luchadora inclaudicable nos dice Margarita, quien compartió la detención en la Alcaidía en los primeros años de la dictadura.

Foto: Gentileza Paula Souilhé

Y entre tantas redes y federalismo Mirta no perdía la capacidad de escucha de la angustia individual. Le llegó un correo de una persona despedida por Mauricio Macri y ella le contestó. Una recomendación a su estilo: hay que seguir y dar cuenta del tiempo que uno vive. Y así lo hizo el destinatario de ese mail, uno de los directores de LITIGIO, Brian Pellegrini.

Mariana Sala, su hija, nos compartió un recuerdo del triunfo colectivo que Mirta pudo construir. La sonrisa de su mamá, con sus labios pintados, su felicidad plena, el día que se dictó la sentencia de prisión perpetua para los genocidas en el Juicio por la Masacre de Margarita Belén. “Quiero recordar ese acto como una victoria colectiva y como una bandera que nos guíe hacia donde debemos ir y los valores que debemos tener porque sino Mirta nos va a retar a todos”.

Mirta Clara ¡Presente! ¡Ahora y Siempre!

*Integrantes del Centro de Estudios “Mirta Clara” del Sindicato Argentino de Amas de Casa (SACRA) Chaco. 

Agradecimientos: Mariana Sala, Margarita Carbajal, Elina Aguiar, Angela Cardela, Alejandra Carrizo, Angel Barraco, Rafael Abramovici, Carlos “Ratón” Aranda, Diego Vigay, Mario Mendoza, Gonzalo Torres, Jorge Giles.

Recomendaciones de Lectura:

La vida de Mirta Clara está contada en los siguientes libros

– “Ahi va la Vida” de Jorge Giles

– “Pájaros Sin Luz” de Noemí Ciollaro

-“Nosotras Presas Políticas 1974-1983” compilación de relatos y cartas de 112 mujeres detenidas entre 1974-1983 en distintas cárceles del país.

 

 


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