Un nuevo caso de abuso sexual en las infancias en el Chaco. Otra vez la denunciante es revictimizada por el Poder Judicial. A más de tres años de su denuncia, aún espera que se confirme si habrá o no juicio a su presunto abusador. Compartimos la nota de Revista Bohemia.
Lunes, 11 de noviembre de 2024
El 5 de Abril de 2021 se convertía en una fecha clave para Jarumi Nishishinya. Decidía realizar la denuncia para contar, por primera vez ante la Justicia, los horrores que había vivido entre 1982 y 1985 cuando fue abusada por su “tío Luis”.
El “espanto” había comenzado en 1982, el mismo año de la Guerra de Malvinas, mientras nuestros héroes iban a luchar por la soberanía nacional, otra pesadilla ocurría en la provincia del Chaco cuando la “tía Eli” se casaba ese año con el “tío Luís” y se iban a vivir a “la casa de la abuela”, lugar donde comenzó a abusar de Jarumi a sus pequeños 3 años. Siguiendo un patrón, característico de abusos de poder, el tío le ofrecía caramelos que inventaba tener, se burlaba y amenazaba para silenciarla, destrozando así la inocencia de la niña que jamás volvería a ser la misma.
El primer abuso ocurrió, pero al segundo, con los pocos recursos que se tienen a esa corta edad, Jarumi intentó evitarlo como pudo: se lo contó a su abuela, pero fue en vano. No la ayudó.
“Eran otras épocas”, épocas de silencio donde esos secretos familiares se escondían bajo la alfombra. La abuela sólo le dijo que la cuidaría, aunque sus cuidados no alcanzaron, los abusos perduraron en el tiempo.
El silencio nunca se hizo amigo de Jarumi, para ella siempre fue una historia dolorosa, que marcó su vida y lo contó, como pudo y cuando pudo, pero sin que nadie hiciera Justicia porque quienes deben hacer Justicia se encuentran en un poder del Estado, el Poder Judicial, tan vapuleado en muchas ocasiones y en otras aplaudido.
Cronología de una denuncia
39 años después Jarumi decidió recurrir a ese Poder para que la escuchen y para que juzguen a quien la dañó. Esa niña de tres años que aún habita en Jarumi quería ser escuchada y protegida. Entendió esta situación, el Equipo Fiscal N°15, en aquel momento en cabeza de la Dra. Vanesa Fonteina, en siete meses elevó la causa a juicio, en un acto de celeridad procesal y respetando la necesidad de la sobreviviente.
Ya en febrero del 2022 estaba radicado en la Cámara Primera en lo Criminal pero el «tío Luís» cambió su abogado defensor y con la nueva defensora surgió una nueva defensa, con nuevos planteos que comenzaron a dilatar los tiempos que tan rápidos habían transcurrido el año anterior.
Los tiempos comenzaron a dilatarse por el cúmulo de tareas que suelen tener las Cámaras en lo Criminal en nuestra provincia, donde además coexisten dos sistemas: el juicio oral y público tradicional y el juicio por jurados, donde las Cámaras deben priorizar las causas con personas privadas de su libertad y las causas más resonantes, las mediáticas, las que presionan a los juzgados y provocan presión social.
Se fijó fecha para el inicio del juicio el 26 de octubre del 2022 pero ese día quien era Fiscal de Cámara, Jorge Gómez, no podría estar presente por lo que fue reprogramada para el 13 de febrero de 2023, donde «por cuestiones de agenda del tribunal» fue nuevamente reprogramada para junio del 2023. Pasaban así más de dos años de la denuncia. Todos los años 2022 y el 2023, la causa estaba lista para ser elevada a juicio, pero eso no sucedió.
Nuevamente por cuestiones de agenda del tribunal, el juicio fue reprogramado para el 10 de octubre del 2023, ya muy cerca a que termine otro año con la absoluta impunidad del «tío Luís». ¿Podrán dimensionar las y los agentes judiciales lo que implica para una víctima de ASI, semejante dilación?
Ante estas reprogramaciones, Jarumi con su abogada querellante Nahir Barud, presentaron ante el Superior Tribunal una nota detallando estas múltiples postergaciones y explicando que, no solamente la estaban revictimizando, sino que cada nueva fecha generó un daño profundo, con expectativas de Justicia que no llegan. “Realmente no tienen ni idea lo que puede generar a una persona que sus proyectos y que la vida se suspenda cuando la fecha de testimoniar se acerca. Entrar en estados anímicos laberínticos de mucha oscuridad, pesadillas, sensaciones corporales horrorosas, angustia y tensión”, detalló Jarumi y agregó, “no creo que puedan imaginar lo que se siente de este lado, un sistema que por su desorganización y a veces por la falta de capacitación con perspectiva de género revictimiza, se vuelve deshumanizante, burocrático y despiadado”.
Ese Poder Judicial que debía proteger a Jarumi, que debía escucharla, cada vez que ella se predisponía a hablar, la hacía callar, como el «tío Luís».
En medio de cuantiosas reprogramaciones ya relatadas, la defensora planteó la tan conocida en este tipo de casos, «prescripción de la acción», previo al inicio del juicio y suspendiéndose así nuevamente, sosteniendo que el tiempo había transcurrido y que el derecho a reclamar una condena ante la justicia, se había extinguido.
Ante este planteo, la Jueza por aquel entonces, Liliana Puppo, comprendiendo que son cuestiones complejas y delicadas que deben ser estudiadas minuciosamente decidió convertir en colegiado al tribunal interviniente en la causa, para no estar sola al resolver esta cuestión, aunque ya en la Provincia existen sobrados precedentes en la materia, cada caso tiene sin dudas sus particularidades.
Los días pasaron y ya en noviembre de 2023 el Tribunal decidió el rechazo del planteo, con los votos de Puppo y la Jueza Natalia Kuray, mientras que Glenda Vidarte, la otra integrante del Tribunal Colegiado, votó en favor de la prescripción.
La defensa entonces optó por recurrir al máximo tribunal de la Provincia, elevándose el Recurso de Casación al Superior Tribunal de Justicia del Chaco el 28 de noviembre de 2023, sin embargo a tono con las dilaciones ya sufridas, recién el 6 de junio de 2024 resuelven que el Recurso no era procedente, es decir que técnicamente no debía aceptarse más allá de los fundamentos por el cual lo interpuso la defensa.
A raíz de esto la defensa del “tío Luis”, decidió intentar esta vez ante la Corte Suprema de la Nación, presentando un Recurso Extraordinario Federal, pero para que sea elevado a la Corte, el Superior Tribunal debe admitirlo.
El recurso se presentó en el mes de agosto de 2024, el Superior Tribunal el 27 de septiembre llamó a “autos” para “Resolver”. Esto es el plazo que prevé el Código Procesal Penal a partir del llamado de Autos, para la Sentencia o para “Resolver”, lo que implica que el Superior Tribunal a partir de este llamado tiene 20 días hábiles, ese plazo pasó, pero la Sentencia no llegó.
Este no es el único caso testigo de tiempos prolongados en los procesos judiciales. Suelen existir demoras y los plazos no suelen ser cumplidos por el Poder Judicial como se ha visto, mientras tanto Jarumi sigue sin poder hablar. Ella siente que el «tío Luís», más de cuarenta años después sigue diciéndole «shhh» desde el pasillo.
*La imagen que ilustra la nota es una obra de la artista en la que refleja un sueño en el que según relató: “yo a esta edad actual y me encontraba conmigo a la edad de 3 años , que estaba detrás de una alambrado del lado de una playa peligrosa, me rescataba y llevaba en brazos”.
Fuente: Revista Bohemia