En un trámite poco usual, el tribunal informó que leerá el veredicto en público y será televisado. Casi todas las partes evalúan como escenario más probable que confirme la sentencia del juicio oral. Cuáles son las otras opciones. El rol de la Corte Suprema y la lección que quiere dar el poder real.
Lunes, 11 de noviembre de 2024
Por Néstor Espósito
La Cámara Federal de Casación anunciará el próximo miércoles su decisión sobre la condena a seis años de cárcel contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por la Causa Vialidad. Todo indica que confirmará, por mayoría, esa pena. De los cuatro escenarios posibles, ese parece el de mayor probabilidad.
El máximo tribunal penal del país se apresta a escribir un nuevo capítulo para la inhabilitación definitiva y perpetua para ocupar cargos públicos para Cristina Kirchner. Así, la fórmula que ganó las elecciones presidenciales en 2011, con el 54 por ciento de los votos en primera vuelta, quedará excluida de cualquier posibilidad de regresar a la política desde un espacio institucional. El vicepresidente de aquel binomio, Amado Boudou, por su condena en la Causa Ciccone, ya está impedido de ocupar cargos públicos.
Más allá de cualquier valoración sobre la legalidad y transparencia de los procesos que derivaron en las condenas, parece haber un claro mensaje aleccionador hacia el futuro: hay cosas que no se deben hacer porque el poder real no las perdona.
Todas las fuentes directas (condenados, absueltos, acusadores, querellantes) creen que los jueces Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Diego Barroetaveña, ya adelantaron el resultado de las apelaciones a un sector de la prensa con el que tienen coincidencias que superan lo estrictamente profesional.
Si eso pudiera probarse, el fallo podría ser nulo: un juez no puede “adelantar opinión” sobre un expediente en el que debe intervenir y resolver. La nulidad no ocurrirá; a menos que exista una confesión, es imposible establecer fehacientemente que un magistrado le anticipó a un periodista qué es lo que va a resolver en una causa. Esa situación ocurre todo el tiempo, pero a la hora de la verdad unos y otros se olvidan de su fanatismo institucional y terminan fingiendo demencia.
Los cuatro escenarios posibles son:
1 – La confirmación total de las condenas.
2– La ampliación, que incluya también la figura de la asociación ilícita y el aumento de la pena.
3– La confirmación pero con disminución de una o más condenas (incluida la de Cristina Kirchner, por supuesto).
4 – La absolución de la principal imputada.
El primer y más factible escenario simplificaría todo para quienes quieren a la expresidenta afuera de la escena política. Cuando Casación ratifica un fallo de un tribunal oral clausura la posibilidad de revisar nuevamente los hechos juzgados y las pruebas aportadas, a menos que durante el proceso se hubiera cometido una irregularidad de tal magnitud que obligara a la Corte Suprema a anular todo. El máximo tribunal, en esa última instancia, debe controlar la legalidad de los procedimientos y que la sentencia no sea arbitraria o contradictoria.
¿Podría la Corte de sólo tres jueces que se perfila a partir del año próximo tomar una decisión de esa naturaleza, desautorizando a otros jueces y decepcionando a un sector importante del poder real y la sociedad que sueña con Cristina presa o muerta, pero en ambos casos también defenestrada?
Llegado el momento, decidirán las conveniencias políticas y no los argumentos jurídicos.
El segundo escenario (asociación ilícita y más pena) parece limitado a una iniciativa de sólo uno de los tres jueces, Hornos, a quien la ex presidenta recusó sin éxito cuando supo que había una investigación en su contra por presunta violencia de género. Tribunales activó sus escudos endógenos y la denuncia naufragó, pero el juez creyó ver un “carpetazo” en su contra. Y no sólo mira a Cristina; también a algunos de sus colegas.
Dos abogados defensores de otros imputados coincidieron, ante la consulta de Tiempo, en que es “imposible” que el tribunal añada la calificación de “asociación ilícita” a la expresidenta. Pero es Comodoro Py: como rezaba una máxima del ex campeón del mundo de boxeo Muhammad Alí (luego recogida como slogan publicitario de zapatillas), «Impossible is Nothing».
El tercer escenario, la rebaja de la pena, fue sugerido por varias partes, especialmente las vinculadas con la defensa de los que recibieron en el juicio oral condenas menores. Una resolución de esa naturaleza tendría como primera consecuencia estirar largamente la resolución definitiva de la causa. La confirmación del delito de defraudación pero con una condena menor obliga a una revisión previa a que el expediente llegue a la Corte. Se llama “casación horizontal”: otra sala del máximo tribunal penal, con jueces diferentes a Hornos, Borinsky y Carbajo, debe revisar si esa rebaja estuvo bien o mal. Ocurre que si un tribunal dice “seis años” y otro dice, para el mismo delito, “cinco años”, no hay un “doble conforme” (que dos tribunales se pronuncien en un idéntico sentido). Para eso está la “casación horizontal”. En los hechos, significa cuanto menos muchos meses (acaso años) más de trámite.
Hay alternativas a esa secuencia, pero en todos los casos presagian largos tiempos judiciales.
El cuarto escenario es el menos probable. Nadie tiene en su pronóstico que Casación absuelva a la ex presidenta. El jueves pasado, todas las partes recibieron una notificación: los jueces leerán en público el veredicto, algo absolutamente infrecuente en los fallos de la Cámara de Casación. ¿Qué significa eso? Que habrá show. La lectura será televisada.
Fuente: Tiempo Argentino