Se trata de una persona cercana a la ex primera dama que ante escribano público describió consumos problemáticos e infidelidades hacia el ex presidente. La fiscalía todavía no le tomó declaración, aunque la “Testigo B” ya declaró ante un escribano público.
Miércoles, 18 de septiembre de 2024
Por Néstor Espósito
Una amiga y colaboradora de Fabiola Yáñez atribuyó los golpes que dice haber padecido la ex primera dama a caídas sufridas como consecuencia de reiterados estados de ebriedad. Relató repetidas escenas de infidelidades de Yañez hacia el ex presidente Alberto Fernández y explicó cómo percibía al ex presidente: “Ella me contaba que Alberto no tenía plata, que era un seco, pero que lo único que tenía era poder. Lo trataba de viejo pelotudo que ni siquiera servía para robar”.
Se trata de una mujer identificada por la defensa de Alberto Fernández como “La Testigo B”, cuyo nombre permanece en reserva aunque ya fue propuesta para declarar como testigo ante el fiscal Ramiro González, quien tiene delegada la investigación por la denuncia sobre supuesta violencia de género.
“B”, una misionera que colaboró con la ex primera dama en tareas sociales durante el período 2019 – 2023, dijo haber tomado la decisión de asentar su versión de los hechos en una escribanía cuando supo por la prensa de la denuncia de Fabiola Yañez por violencia de género. La declaración ante una Escribanía no tiene la obligación de decir verdad, como sí ocurre cuando un testigo declara ante la Justicia. “Yo viví muchas situaciones en Olivos al ser amiga de Fabiola Yañez y ser testigo directa de la convivencia diaria en la Quinta de Olivos”.
Entre las situaciones que dice haber presenciado, “B” aseguró: “Jamás le vi un moretón en el ojo o algo rojo en el ojo. Lo que sí recuerdo son moretones producto de las caídas por su estado de ebriedad. Ella se pegaba contra las paredes o en el jardín, porque no podía mantener el equilibrio. Ella se reía. A veces para tapar los moretones, se ponía crema con color, hasta llegó a decir que a Alberto lo iba a hacer mierda porque era un hijo de puta. Durante el transcurso del embarazo jamás se cuidó con el alcohol o con el cigarrillo; siguió tomando desmedidamente. (…). Incluso embarazada la vi caerse y golpearse en varias ocasiones, en estado de ebriedad”.
“B” también asegura que hubo infidelidades de parte de Fabiola Yañez hacia Alberto Fernández. “Fabiola comenzó a usar los viajes para encontrarse con otros hombres, esto generalmente sucedía en Misiones. El invitado de Fabiola se quedaba a dormir en la misma habitación de ella. (…) Recuerdo una vez que un tal Marcelo y a Juan Manuel Orlando, ambos de mi conocimiento”.
En ese contexto, también describió un incidente en el que el ex presidente decidió “quitarle la custodia” en un departamento en el que Fabiola supuestamente se encontraba con un ex novio. “Ese departamento fue usado por ella para recibir a Kelly, su ex novio en una oportunidad. Él subió, se quedó un par de horas y se fue. Yo estaba presente y los vi besarse”.
El planteo de la testigo aportada por Alberto Fernández
La declaración de “B” confirma el vínculo conflictivo entre Alberto Fernández y Fabiola, pero desde un ángulo diferente. Emerge todo el tiempo la toxicidad de la relación, pero por primera vez desde la denuncia de violencia de género irrumpe una teoría deslizada desde el entorno del ex presidente sobre las conductas de su (ahora nuevamente) ex pareja. Porque según “B”, “ella estaba separada de Alberto, pero cuando Cristina Fernandez de Kichner le ofreció ser candidato a presidente, llegaron a un acuerdo para volver y ser primera dama”.
La declaración discurre todo el tiempo sobre las supuestas adicciones de Fabiola, incluso durante el embarazo. Por respeto a la privacidad de los protagonistas y atento a la naturaleza del relato, se omitieron determinados detalles contenidos en el texto.
En la declaración figura que B y la primera dama se reunían frecuentemente en el Chalet de Huéspedes de la Quinta de Olivos. “Yo no sabía que vivía ahí. (…) Siempre íbamos ahí para que Alberto no la viera tomando. De hecho cuando nos enterábamos que había llegado a Olivos, teníamos que esconder todas las botellas y el cigarrillo, porque él se enojaba y eso era motivo de discusión entre ellos. (…) Jamás me comentó que él le hubiera pegado, ni me mandó ningún tipo de chats y mensajes en ese sentido”.
Fuente: Tiempo Argentino