El domingo, se cumplió un año del femicidio de Cecilia Strzyzowsky. La causa tiene requerimiento de elevación a juicio oral y cuenta con siete imputados, entre ellos su pareja, César Sena y sus suegros, los dirigentes sociales Marcela Acuña y Emerenciano Sena. Un repaso sobre las fortalezas y debilidades de la causa, las modificaciones que tuvo que hacer la fiscalía y las coartadas de los acusados. ¿Se podrá contrarrestar la influencia mediática en el jurado popular?
Domingo, 2 de junio de 2024
Por Bruno Martínez
La última imagen que se conoce de Cecilia Strzyzowsky es un fotograma de una cámara de seguridad. Se la ve pixelada, bajando de una camioneta blanca, propiedad de su pareja, César Sena. Se la ve muy abrigada, con una campera oscura y un gorro claro. Está a pocos pasos de ingresar a la casa de sus suegros, los dirigentes sociales, Marcela Acuña y Emerenciano Sena. De allí, no saldrá con vida.
Este domingo, se cumple un año del femicidio de Cecilia, un caso que conmocionó a la opinión pública provincial, nacional e internacional. No sólo por detalles macabros que rodean al crimen sino por las implicancias políticas y el poder que detentaban algunos de los imputados, que en ese entonces manejaban uno de los movimientos sociales más grandes y con mayores recursos del Chaco.
¿En qué estado se encuentra la causa? Tiene requerimiento de elevación a juicio oral por el Equipo Fiscal Especial (EFE), conformado por los fiscales, Nelia Velázquez, Martín Bogado y Jorge Cáceres Olivera. Cuenta con siete imputados, todos presos en cárceles comunes. César Sena está acusado por homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haberse cometido en contexto de violencia de género en carácter de autor (femicidio). Sus padres, lo están como partícipes primarios del femicidio de su nuera y los colaboradores del Clan Sena, Fabiana González, Gustavo Obregón, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso, quedaron imputados por el delito de “encubrimiento agravado”.
El expediente cuenta con casi 400 pruebas, que incluyen testimonios, pericias, informes, videos y fotografías, entre otros. Según pudo saber LITIGIO, teniendo en cuenta los pasos procesales que restan por completar (oposiciones, apelaciones, designación del juez técnico y elección del jurado), todo indica que el juicio comenzaría entre los meses de octubre y noviembre de este año.
¿Es sólida la imputación? Si bien hay un gran caudal probatorio, hasta la fecha continúan algunas inconsistencias que vale la pena mencionar. En el requerimiento de elevación a juicio oral, firmado por el EFE a fines de abril pasado, se produjeron algunas modificaciones en las imputaciones que dieron mucho de qué hablar.
Se decidió correr a Marcela Acuña y Emerenciano Sena de la coautoría y dejarlo en ese lugar solamente a César. Con la nueva teoría del caso, la pareja de Cecilia fue el único homicida y sus padres colaboraron para que pueda ejecutar el asesinato.
Está claro que la imposibilidad del EFE para demostrar ante un jurado popular que los tres estuvieron en la casa del homicidio el mismo día y a la misma hora fue lo que hizo tomar esta decisión. De todos modos, esta hipótesis tampoco es mucho más sólida que la anterior.
En la nueva teoría, los fiscales aseguran que el 2 de junio de 2023, después de las 8, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, “de manera deliberada, se ausentaron de su hogar (…) creando un ambiente seguro y propicio para que su hijo, César Sena, lleve a cabo el homicidio de su pareja”. Es decir, que la acusación sólo se sustenta en el hecho de que la pareja salió de su casa, para ir a trabajar, como hacía todos los días, minutos antes de que llegue su hijo con su nuera para que éste concrete el crimen sin ser molestado. Una presunta “zona liberada”.
Por otra parte, también se dejó de lado el agravante del “concurso premeditado”, obviando completamente la teoría del engañado pergeñado presuntamente en conjunto por Cesar, Emerenciano y Marcela por medio del cual se le habría hecho creer a Cecilia que iba a viajar a Ushuaia, donde tendría casa y trabajo asegurados. La idea, según aquella hipótesis (hoy descartada) era engañar a Cecilia para que vaya a la casa de los Sena (previo al supuesto viaje), matarla ahí y, en simultáneo, ganar tiempo haciéndole creer a su familia que estaba desaparecida, pero en el sur.
Es evidente que Martín Bogado, quien tiene experiencia en juicios por jurados, tuvo que ver en estas modificaciones en las imputaciones debido a la dificultad para probarlas, lo que podía hacer peligrar la posibilidad de una condena.
A todo esto, también se le añade la inexistencia de un móvil claro: hasta hoy, el Ministerio Público Fiscal no sabe cual fue la motivación que desencadenó el acto criminal. De todos modos, vale aclarar que no es necesario conocer el móvil para poder emitir un veredicto.
Una persona que tuvo contacto con el expediente durante mucho tiempo brindó a LITIGIO una hipótesis alternativa sobre el caso, la cual nunca fue tomada como una línea a desarrollar, y que podría atar algunos cabos sueltos.
La fuente consideró que, efectivamente, había una idea de César y Cecilia de ir al sur para ver el lugar en donde se iban a quedar en un futuro. La intención de ambos era viajar ese día, comprando los pasajes en el momento. Sin embargo, cuando César llegó a su casa la mañana del 2 de junio y se encontró con que su madre no le había dado el dinero para el viaje, se generó una fuerte discusión con Cecilia, la cual terminó de la peor manera.
Esta hipótesis también explicaría el alto grado de improvisación que se percibe en el crimen y posterior encubrimiento. ¿Por qué matarla en un lugar donde hay cámaras que registran movimientos 24 horas? ¿Por qué dejar marcas en la casa familiar? ¿Por qué los llamados posteriores pidiendo ayuda desesperada a los colaboradores de la familia Sena para deshacerse del cuerpo? ¿Por qué quemar pruebas a medias dejando rastros que podrían ser incriminatorios?
Cabe recordar que para la fiscalía pasó lo siguiente: el 2 de junio de 2023, después de las 8, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, de manera deliberada, se ausentaron de su hogar situado en calle Santa María de Oro 1460 de Resistencia, creando un ambiente seguro y propicio para que su hijo, César Sena, lleve a cabo el homicidio de su pareja.
Más tarde, a las 9.14, César llevó a Cecilia a la residencia familiar donde, aprovechando la relación desigual de poder y dependencia económica en la que Cecilia se encontraba sometida, perpetró su muerte en una habitación de la planta baja. Accionar que no habría sido posible sin la indispensable participación de sus progenitores.
Luego, siguiendo indicaciones de Emerenciano y Marcela, Gustavo Obregón, mano derecha de Emerenciano, llegó a la vivienda de la familia Sena en su vehículo Citroen C4 gris y alrededor de las 19.27, junto a César, cargaron el cuerpo de Cecilia en la cajuela de la camioneta Toyota Hilux blanca de César y lo llevaron al campo Rossi ubicado en Zona Rural de Puerto Tirol, con el Citroen C4 escoltando a la camioneta durante todo el trayecto.
En ese lugar, César y Obregón incineraron el cuerpo de Cecilia con el objetivo de destruir cualquier indicio incriminatorio y se retiraron alrededor de las 21. Después, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso, quienes estaban a cargo de la vigilancia del campo Rossi permanecieron allí durante la noche avivando el fuego para asegurarse que se mantuviera encendido.
Asimismo, desde el 3 al 6 de junio de 2023, por solicitud expresa de Marcela Acuña, Fabiana González, quien era su persona de confianza, se presentó en distintas ocasiones en su residencia familiar situada en Santa María de Oro 1460 de Resistencia a fin de limpiar áreas específicas de la casa y gestionar la donación y traslado de una cama y un colchón que contenían restos de sangre de Cecilia, todo ello con el propósito de hacer desaparecer cualquier elemento inculpable.
Además, el 6 de junio de 2023, entre las 14.25 y las 14.42, José Gustavo Obregón se dirigió al supermercado Carrefour, ubicado en la intersección de las avenidas Lavalle y Ávalos de Resistencia, donde compró bolsas de consorcio. Seguidamente se trasladó al campo Rossi y utilizó las mismas con la finalidad de eliminar nuevamente evidencia incriminatoria.
Ómicron
En relación a Emerenciano, las pruebas que hay en su contra son muy flojas. No sólo en su participación primaria en el femicidio de su nuera sino hasta en un posible encubrimiento.
La prueba más fuerte que hay es un audio que el dirigente le envió a su colaborador Obregón el día del crimen, a las 13.04. En ese audio, le indicó instrucciones relacionadas con la presencia de su hijo en Colonia Elisa y cómo debía proceder a su regreso. En el audio, hay una mención a un término poco usual: “Ómicron”. Después se sabrá que en realidad se refería a obreros que trabajaban en el barrio Emerenciano. El resto de lo que se escucha dista mucho de aludir a un crimen.
“Gustavo: lo de ‘Ómicron te voy a dejar en el reloj, abajo, donde están los focos eso de electricidad, ahí va estar eso para vos. Y vos sabes donde yo me voy amanecer hoy, porque yo te dije. Y el Cesar va a Colonia Elisa, con la Riti creo que va. O sea que va cambiar de menú hoy. Y después va a venir a dormir acá, en casa. Así que estate mucho, en contacto con él, cosa que cuando llega te pegas a él y tratá de que se quede acá. Comele la oreja que se quede, porque me pica que está teniendo un drama por ahí, ¿sabés? Ocupate de eso, de él, ¿sabés? No le digas a nadie de eso, ¿sabés? Que quede entre vos y yo nomas”, se escucha la voz de Emerenciano en un audio incorporado en la causa.
Sobre Acuña abundan las pruebas para demostrar un encubrimiento. Hay pedidos a Fabiana González para que saque “el cuerpo” que había en su casa, solicitudes para que modifique su declaración testimonial, instrucciones a Obregón sobre cómo proceder para retirar el cadáver de Cecilia de manera solapada y una muy llamativa compra de nuevos celulares junto a su hijo, días después del crimen, para mencionar algunas.
Sin embargo, todo esto, por grave que sea, no constituye una “participación primaria”. No existe audio o mensaje alguno que demuestre una decisión de Marcela para dejar la casa liberada para que su hijo mate a su nuera. Es cierto: su celular y el de su hijo están desaparecidos. ¿Podría haber algo más ahí? Es una posibilidad, aunque, hasta ahora, se desconoce si alguna vez se los podrá encontrar.
El Ministerio Público Fiscal y las querellas tendrán aquí la ardua tarea de demostrar que los dirigentes sociales participaron del crimen y no fueron meros encubridores. ¿Por qué? El inciso 4° del artículo 277 del Código Penal establece que “están exentos de responsabilidad criminal los que hubieren obrado en favor del cónyuge, de un pariente cuyo vínculo no excediere del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o de un amigo íntimo o persona a la que se debiese especial gratitud”. Es decir que Marcela y Emerenciano, en tanto padres del presunto femicida, podrían haber participado del encubrimiento, ocultar pruebas y mentir, pero aun así su accionar no sería punible.
César
Las pruebas que hay en el expediente son particularmente lapidarias contra César Sena. Fue el último que estuvo con Cecilia aquella mañana del viernes 2 de junio y, horas después de la presunta hora del crimen, tenía arañazos en su cuello y su brazo izquierdo, las cuales se vieron en imágenes de una actividad proselitista realizada en Colonia Elisa que fueron compartidas en las redes sociales por los propios integrantes del Movimiento Emerenciano. A algunas personas les dijo que fueron lesiones por practicar artes marciales. A otras, que se las provocó Cecilia en medio de una pelea.
Tras el asesinato, manipuló el celular de Cecilia y lo llevó consigo en todo momento hasta que lo desactivó cuando Gloria Romero, mamá de la joven, pidió una prueba de vida. Mintió diciendo que estaba en Buenos Aires junto a Cecilia, cuando nunca había salido de la provincia y mintió al decir que Cecilia se había fugado con un amante estando en Buenos Aires y por eso no contestaba los mensajes a su familia.
Hizo búsquedas particularmente truculentas en YouTube, antes y después del homicidio (“Un asesino siente remordimiento”, “reacciones de criminales al escuchar su sentencia”, “muertes violentas y el destino del alma” y “la mente de un asesino”, fueron algunas) y su propia madre, Marcela Acuña, quien antes de su detención lo defendía a capa y espada, después lo responsabilizó del femicidio en una carta que se hizo pública (“¿Por qué, si fue César responsable, nos incriminan a nosotros?”).
Además, el testimonio de Gustavo Obregón, mano derecha de los Sena, es contundente. En una clara autoincriminación, contó que colaboró en el traslado del cuerpo de Cecilia desde la casa de los Sena hasta el campo Rossi, canchería propiedad de la familia piquetera, ubicada en Puerto Tiro, donde incineraron el cadáver junto a César. También sostuvo que días después llevó a César hasta el barrio Emerenciano para que incinere una valija de Cecilia, que contenía efectos personales. Finalmente, reconoció que fue hasta el campo Rossi, para terminar de ocultar los restos de la víctima, arrojándolos al río Tragadero.
A pesar de este caudal probatorio, la defensa de César apunta a que no hay nada que haga quebrar su principio de inocencia. Entre los cuestionamientos, la abogada defensora, Gabriela Tomljenovic, aseguró que las manchas de sangre que se encontraron en el colchón que estaban en la habitación de César Sena, que luego se constató que tenían ADN de Cecilia, eran “manchas de menstruación”. Existe la posibilidad de que esto sea así, aunque eso no quita que la muerte de Cecilia se haya producido en ese lugar, sin necesidad de que derrame una sola gota de sangre, como en el caso de la asfixia por compresión del cuello. Esto tuvo un antecedente: en octubre de 2022, Cecilia le había confiado a un amigo que su pareja le aplicó una llave de jiu-jitsu (arte marcial que practicaba César) en medio de una discusión la cual la dejó muy asustada. “Vi pasar la vida delante de mis ojitos”, le confió Cecilia a su amigo, hoy testigo de identidad reservada.
El caso de los caseros del campo Rossi también merece una mención. Acusados de mantener el fuego que desintegró los restos de Cecilia por al menos 14 horas, Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso, aseguran que no hicieron tal cosa, sino que ese día, desde las 17 hasta la medianoche, estuvieron en lo de un vecino, comiendo asado. Explicaron que estuvieron ahí desde temprano porque debían “llevar la carne”. El EFE le tomó declaración al vecino en cuestión, para que ratifique la coartada de la pareja. Su respuesta fue que no se acordaba.
Con todo, es innegable que la extrema mediatización del caso Cecilia afectará de algún modo al jurado popular. Cualquier persona con un celular o con acceso a la televisión, escuchó sobre los pormenores de la causa. Para intentar contrarrestar esta situación, existe la audiencia de selección de jurados, que se realiza en los días previos al juicio, la cual es la herramienta por excelencia para detectar no sólo la influencia que pudo haber tenido la prensa, sino también cualquier otro sesgo, interés personal, prejuicio, temor o impedimento que pueda comprometer la imparcialidad de las personas que lo integrarán. La eficacia en la aplicación de este filtro será clave para garantizar un juicio lo más justo posible.
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