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Nicolás Ponce de León denunció que los abogados de los policías imputados por la muerte de su hermano solicitaron que se le aplique un bozal legal, se ordene la eliminación de publicaciones realizadas en sus redes sociales y se prohíba su entrada a las audiencias del juicio oral que comenzará el próximo lunes. El juez, Ernesto Azcona, denegó la solicitud y ratificó el derecho a la libertad de expresión.

Miércoles, 24 de mayo de 2023

El próximo lunes, en la sede del Centro de Estudios Judiciales del Chaco, comenzará del juicio por jurados contra dos policías acusados por tortura seguida de muerte de Sebastián Ponce de León, quién falleció el 10 de febrero de 2019, luego de permanecer internado en grave estado. En tanto, un tercer agente llega al juicio acusado por la omisión de denunciar a sus dos subordinados. Será el primer caso de violencia institucional en ser juzgado con la modalidad de jurado popular en la provincia del Chaco.

A días de que se concrete la primera audiencia, la defensa de los imputados intentaron aplicar un insólito bozal legal a Nicolás Ponce de León, hermano de Sebastián. Los abogados Olga Mongelós, Leandro García Redondo, Sebastián Quintana y Leandro Fioravanti, hicieron este pedido ante el juez técnico de la Cámara Tercera en lo Criminal, Ernesto Azcona, tras quejarse por las publicaciones de Nicolás en las redes sociales.

No sólo pidieron que se le prohíba volver a hablar de la causa y que se ordene la eliminación de todo el contenido vinculado que tenga en sus redes sociales, sino que también solicitaron su exclusión en todas las audiencias del juicio.

“El juez resolvió que siga publicando y que haga lo que quiera porque para eso es la libertad de expresión”, comentó Nicolás en declaraciones a LITIGIO. “No me van a callar”, remarcó al denunciar públicamente este intento de censura en su cuenta de Instagram.

Sebastián Ponce de León fue arrestado el 31 de enero de 2019 en Barranqueras en el marco de un confuso episodio. Tras pasar fugazmente por Medicina Legal, fue trasladado en un patrullero hasta el hospital Perrando donde llegó muy golpeado. Los médicos le diagnosticaron una severa falla renal. Murió diez días después. Tenía 35 años.

 

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