Con 30 años, Facundo Cabaña es el más joven de los once postulantes a ocupar el cargo vacante en el Superior Tribunal de Justicia del Chaco. En esta entrevista con LITIGIO, habló de la necesidad de crear más juzgados y fiscalías en el interior provincial, de estandarizar procesos para acelerar los trámites judiciales y de comenzar a debatir de qué manera ética poder empezar a aplicar la Inteligencia Artificial en la Justicia.
Jueves, 27 de abril de 2023
Por Bruno Martínez
Facundo Cabaña es un abogado joven y ambicioso. Con sólo 30 años, se presentó al concurso para el cargo de juez Federal de Primera Instancia de Corrientes (quedó entre los 13 mejores promedios), fue candidato a presidir el Colegio de Abogados de Sáenz Peña (perdió por poco) y ahora es uno de los once postulantes para ocupar un lugar en el Superior Tribunal de Justicia del Chaco tras la jubilación de Rolando Toledo.
Nació el 14 de mayo de 1992, en Sáenz Peña. Se recibió en la Universidad de la Cuenca del Plata en 2014, con un promedio de 7,16. Entre sus trabajos anteriores están el de ser asesor de las municipalidades de Campo Largo y Avia Terai. Actualmente, lleva adelante su estudio jurídico (“Cabaña y Asociados”) y asesora al Instituto de Turismo del Chaco.
Ahora es una tarde de finales de abril. Llueve de manera intermitente y está algo fresco. La entrevista se da en un café que está ubicado justo en frente del Campus de la Universidad Nacional del Nordeste, en Resistencia. Si bien Cabaña vive en Campo Largo, a poco más de 200 kilómetros de acá, aprovechó su breve estadía en la capital chaqueña para charlar con esta revista. Está de saco y camisa, sin corbata. A su izquierda lo acompaña un maletín de cuero marrón, apoyado sobre una silla, y sobre la mesa se ven unos apuntes escritos a mano, un tanto desordenados.
―Sos el postulante más joven del concurso para ocupar el cargo vacante en el Superior Tribunal. ¿Eso es un peso o un plus?
―No lo veo como un peso o un plus. Lo veo como un desafío más que nada. Sé que es una tarea muy difícil porque es un cargo muy honorable y requiere conocimiento específico en todas las materias.
―¿Considerás que estás en igualdad de condiciones que el resto?
―Considero que estoy en igualdad de condiciones que el resto, pero obviamente reconozco la trayectoria de los colegas que tengo al lado para rendir a quienes tengo una estima tremenda, sobre todo porque con muchos de ellos he litigado en sus juzgados. Es el caso de (el juez Civil y Comercial 21 de Resistencia) Julián Benito Flores, que conozco su trabajo. También con el doctor (Néstor) Varela (juez de Cámara de Apelaciones Civil, Comercial y Laboral de Sáenz Peña), que tengo una alta estima y que es donde más caen los recursos que presentamos.
―¿Cómo tomaste la decisión de presentarte?
―Empecé a presentarme en los concursos porque mi deseo es ser juez Federal. Me estoy preparando para eso.
―¿Juez Federal de Sáenz Peña?
―De cualquier lugar. En 2021, rendí un concurso para juez Federal de Primera Instancia de Corrientes donde me fue bien. Y ahí empecé a tomar esta iniciativa de rendir como para estar actualizado y para algún momento ocupar un cargo en la Justicia. Yo litigo en la parte privada y me gustaría estar del otro lado para mejorar el servicio de justicia.
―¿Por qué tu interés por la Justicia Federal?
―Primero que nada, porque particularmente tengo admiración por mi profesor, que fue el doctor (y fiscal Federal de Resistencia, Patricio) Sabadini. La Justicia Federal es un ámbito que necesita de abogados que vengan de la calle porque le podemos dar otra mirada. También me gusta la parte electoral y penal del fuero Federal.
―Vos y el director de Fiduciaria del Norte, Fernando Zabalza, son los únicos postulantes que no pertenecen al Poder Judicial. El resto son jueces o tienen carrera dentro de la justicia local. ¿Considerás que corren con desventaja?
―No venir desde el ámbito de la Justicia no creo que sea una desventaja. Tampoco creo que sea un beneficio. Esto lo que implica es democratizar el concurso. Vi también que no hay tantas mujeres entre las postulantes. Hubiera estado bueno que haya más.
―De ser electo, ¿qué aportarías?
―Me presenté para presidente del Colegio de Abogados, donde lamentablemente no logré ganar las elecciones, con una idea que es la misma que quiero llevar al STJ. Para los que litigamos en el área privada, la digitalización nos abrió el campo de trabajo. Esta situación que ya la veíamos viendo nos llevó a observar distintos criterios en lo que son los juzgados en causas similares. Lo que me preocupa, y quisiera aportar como punto de partida, es empezar a ver este tipo de situaciones.
―Es decir que para una causa similar hay dos sentencias con criterios totalmente opuestos.
―Claro.
―¿Por ejemplo?
―Con muchos colegas estamos hablando de lo que son la cuantificación de los daños en un accidente de tránsito, por ejemplo. Podría armarse una especie de área de trabajo donde se establezcan los criterios de cuantificación de una demanda, sobre todo porque esto va a redundar en lo que es un mejor servicio de justicia. También vemos la cuestión de los honorarios de los colegas. Hay jueces y Cámaras en donde se establecen honorarios reducidos. Como ministro del Superior me gustaría establecer lo que es la doctrina legal y aplicabilidad de la ley donde podamos tener determinados criterios de lo que se debe hacer.
―¿Eso bajaría la discrecionalidad de los jueces en estas cuestiones?
―Sí. Va a bajar la discrecionalidad y va a permitir reducir la litigiosidad. También va a redundar en un mejor servicio de justicia porque el litigante al que le llega el caso va a saber cómo encararlo. El Poder Judicial debe aspirar a tener reglas claras porque siempre es ahí donde terminan todos nuestros problemas en algún momento. Si uno tiene algún problema, tiene que estar frente a criterios firmes y seguros. Esa es un poco la idea que quiero aplicar. Eso aspiro a aportar.
―Y a nivel general, ¿cuáles considerás que son los principales problemas en la Justicia del Chaco?
―Con los colegas vemos que es necesario más juzgados y fiscalías para el interior. Entiendo que la situación presupuestaria tiene que ver con esa situación. No es fácil hacerlo y depende de una ley la creación de juzgados y fiscalías. Pero sí vemos que la situación de las circunscripciones del interior hay pocos juzgados en materia civil, laboral y fiscalías.
―¿Qué genera esa situación?
―Genera una aglomeración de causas y una imposibilidad de resolver problemas. Es preocupante porque la población día a día crece y requiere de más juzgados para poder trabajar. A su vez está la cuestión de tener más empleado en los juzgados para que los jueces puedan trabajar más holgadamente. También me gustaría aportar al Poder Judicial lo que es la estandarización de los procesos. Hay mucha disparidad de criterios en la forma de llevar adelante un proceso. Entonces lo ideal sería armar un programa de estandarización de cada uno. Si bien cada causa tiene su vericueto donde a veces no se podrá respetar esta estandarización sí es necesario porque tanto para el empleado que entra como para el litigante que empiece es bueno contar con una especie de manual.
―Supongo que para eso también podría utilizarse herramientas informáticas como algún programa de Inteligencia Artificial (IA), por ejemplo.
―Se está hablando mucho de la IA. Los colegas están preocupados por eso.
―¿Preocupados?
―Sí, porque las noticias que surgen en base a eso es que se va a reducir el trabajo de muchos colegas. Yo no creo que sea así. Creo que el juzgador no va a poder ser reemplazado, no va a cambiar el rol del juez el día de mañana. Sí lo que va a aportar la IA es mejorar el trabajo y acelerarlo. Tenemos que empezar a ver en qué formas éticas se debe llevar adelante la IA. Porque de esa manera se puede utilizar ese servicio que yo creo que tiene grandes bondades porque permite aglomerar lo que se llama Big Data, donde se puede procesar mucha información. Y la IA tiene esta facultad de lograr comprimir grandes bancos de datos y lograr una conclusión que tal vez el ser humano no la pueda ver y la pueda utilizar para algún fallo, para mejorar el trabajo. Creo que tenemos que empezar a utilizarla y ver la forma ética de su utilización.
―Por ahora no hay un debate acerca de este tema en la justicia provincial.
―Todavía no. Creo que va a ser muy difícil la aplicación de la AI porque primero que nada en el Poder Judicial es difícil que algo pueda avanzar cuando promueva un cambio tan radical. La pandemia permitió avanzar en la digitalización de los expedientes lo que adelantó mucho. Yo estoy totalmente a favor de eso. Si no hubiera pasado la pandemia no sé si hubiéramos obtenido adelantar la digitalización del expediente, la presentación de escritos digitales. A la sociedad les cuesta estas cosas a las que no estamos acostumbrados.
―La digitalización que mencionas también trajo aparejado riesgos como lo que pasó en enero de 2022 con el hackeo de los sistemas del Poder Judicial.
―Eso fue lamentable para todos los abogados y para las personas que tenían una causa en aras de finalizar o con intenciones de avanzar. Por suerte el Poder Judicial pudo recuperar prácticamente todo. Lo que veo de esa situación es que, como varios colegas venimos hablando, nunca estás exento de un hackeo porque podría darse en cualquier situación. Desconozco en qué cantidad de tiempo lo hace el Poder Judicial ahora, pero lo interesante sería que cada dos o tres días puedan hacerse copias de seguridad. Y con la copia de seguridad uno queda cubierto.
―Por último, te quería preguntar sobre algunas publicaciones que vi en tus redes sociales. ¿Qué es “Soldados Anónimos por una Justicia Independiente”?
―“Soldados Anónimos por una Justicia Independiente” es una asociación de colegas litigantes con quienes compartimos información, archivos y nos ayudamos mutuamente. Nació poco antes de la pandemia y durante la cuarentena sirvió como grupo de ayuda porque los abogados nos encontramos en una situación de desesperación. Empezamos pocos y luego se fueron incorporando otros. Actualmente somos aproximadamente 200 los que formamos parte de ese grupo.
―¿Cómo surgió ese nombre tan particular?
―Viene del mote que le puso (el jurista uruguayo, Héctor) Lafaille al soldado anónimo de la jurisprudencia, que es el abogado litigante. En realidad, Lafaille lo llamaba “el soldado desconocido”. Esta fue una doctrina que fue incorporada por la Corte Suprema donde uno puede ver quiénes son los abogados que llevan el caso o la propuesta de aquellos casos que permiten solucionar los problemas de los cuales no existen ni en el derecho ni en la doctrina. El nuestro es un grupo informal. No tiene ningún tipo de injerencia política ni nada. Tampoco tiene una figura jurídica ni está en contra de los colegios de abogados. Sino que es un nombre que se le tomó a un grupo de whatsapp donde nos juntamos con los colegas, donde también pueden venir a debatir y sobre todo ayudar.