El reclamo por una reforma judicial transfeminista crece al calor de los cuestionamientos hacia una Justicia patriarcal, clasista y racista. Hablamos con la periodista y militante Vanesa Cufré, el activista Lautaro Cruz y la abogada Marisa Herrera, quienes analizan la urgencia de esta causa.
Miércoles, 11 de enero de 2023

Por Antonella Morello
El debate está en las calles, en los colectivos y hasta en las escalinatas de la Facultad de Derecho, donde a fines de noviembre se organizó una actividad performática a conciencia de esta causa. ¿Por qué es importante? ¿Por dónde se empieza? ¿Cuáles son sus pilares? Hablamos con la periodista y asesora en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Vanesa Cufré, el activista Lautaro Lucas Cruz y la abogada Marisa Herrera, quienes analizan la urgencia de esta causa y nos responden en esta nota.
Progresivamente pero en forma de marea, los movimientos feministas y transfeministas marcaron hitos en la historia de la Justicia argentina que repercuten en la actualidad. Por nombrar algunas piedras fundacionales, la Ley de Identidad de Género -sancionada en 2012- hoy continúa su lucha con el impulso de una Ley Integral Trans. Estas medidas dan cuenta de falencias estatales en materia de justicia. Cuestiones que se evidenciaron de una forma contundente una vez estallado el Ni Una Menos del 3 de junio de 2015, dejando expuesta la carencia en perspectiva de género dentro del Poder Judicial que hizo necesaria la Ley Micaela.
Vanesa Cufré advierte que “la relación entre justicia y seguridad ha hecho en nuestra historia travesti cicatrices incrustadas en nuestros cuerpos y en nuestras memorias”. En diálogo con El Grito del Sur, la periodista y militante transfeminista, asesora en Género y Diversidad en la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, plantea el esquema estructural de la lucha que atraviesa la comunidad en un país donde la Justicia permanece con los ojos vendados, pero no en el sentido metafórico de la igualdad sino frente a la elección de no ver.
“Las persecuciones, el hostigamiento y la violencia, sumado a la cotidiana discriminación, fueron avaladas siempre por una Justicia que no solo hacía omisión de nuestros derechos sino que nos usaba para llenar sus estadísticas y presupuestos en consecuencia”, sostiene. “Ser la caja chica de la policía por ejercer el trabajo sexual es la primer regla de la que te intentás escapar en la calle. Es la primera resistencia. Preferimos pagar con plata. Y con silencio. Solo la organización nos empoderó, al hacernos conscientes de nuestros derechos. Hemos así construido leyes, acompañado otras, y pugnamos por nuevos derechos que se acerquen lo más rápidamente a ese piso de ciudadanía, que la democracia todavía nos debe a muchos sectores sociales”, asegura.
He aquí el planteo por una Reforma Judicial Transfeminista. Y cuando Vanesa habla de deudas, lo hace a nivel extensivo. “La actual justicia no solo es patriarcal, sino clasista y racista”, recuerda.
“Una reforma judicial transfeminista implicaría la revisión de un contrato social antiquísimo que no nos contempló desde un principio y que fue consolidado por castas de poder encarnadas por hombres. La integralidad de nuestro planteo resulta incómodo en lo absoluto. Tensiona las bases mismas del Estado y expone un sistema transversal de violencia”, asegura Cufré.
Vanesa es también secretaria de Prensa y Comunicación Popular de la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), e integrante del Frente por la Igualdad del Movimiento Evita y la Federación Argentina LGBT. A medida que reflexiona, se cuestiona: ¿Hay posibilidades de pensar nuevos sujetos jurídicos, colectivos y comunitarios con anclajes territoriales que ayuden a pensar y resolver de manera integral los conflictos que competen a la Justicia? “Creemos que sí” —confía y trabaja por ello—. “Intentamos exponerlos cada vez que seguimos reclamando por hechos como la absolución de Higui y la sanción de la ley de IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo), o proponemos a jurados populares en juicios por femicidios ante el sesgo machista de los decisores”.
Del CIStema Judicial a la Transformación del Poder
Atenta a lo que sucede en los barrios, pero dentro de los movimientos y organismos, Vanesa Cufré advierte una presente crisis institucional planteada por el accionar colectivo, unido en función de desarmar los intereses individuales de funcionarios [sí, en masculino por mayoría] que están en la toma de decisiones pero sin haber transitado ninguno de los recorridos del pueblo.
“Los mecanismos institucionales también están en discusión, no solo el concepto de justicia“, evidencia. “La lejanía de clase, de existencia y geográfica también, hace que muchos fallos no contemplen en lo más mínimo los factores socioculturales, económicos y de vulneración histórica de derechos. Una justicia impermeable, que representa los intereses de un sector, alejada de la representación popular y sostenida por la impunidad y el anonimato, tuvo que doblegarse y oír, revisar y contemplar bajo los nuevos tiempos sus fallos, los cuales debió revisar para rever y enmendarse”, añade.
“Argentina es el país pionero en políticas públicas en el marco de los Derechos Humanos, esto es debido a la histórica movilización de la sociedad”, complementa Lautaro Cruz, co-creador de la fundación Trans Argentinxs, integrante de la colectiva Identidad Marrón y activista por la Ley Integral Trans.
“Esta reforma es algo sumamente necesario para los tiempos que corren. El acceso a la información, el conocer nuestros derechos y la participación ciudadana activa del país, hace que sea sumamente urgente”, manifiesta. Lautaro dimensiona este panorama a nivel personal y colectivo. “Estoy atravesando una situación judicial, que claramente la Justicia no contempla que soy una transmasculinidad, marrón, salteño, y que mi manera de defenderme de los ataques de la sociedad era con las pocas herramientas que tenía a mi alcance, así como mi miedo a la policía por las veces que me pararon por sólo estar caminando en un barrio pudiente de la ciudad. La jueza a cargo no hace esa lectura, solo soy leído como un VARÓN CIS cuando claramente mi construcción no se asemeja a la de una persona CIS”, denuncia.
Desde su situación, el activista parte de abordar las realidades de miles en una Justicia exclusiva y excluyente. “Estoy acompañando varios casos de compañeros Trans que son vulnerados por este CIStema, que por diversos motivos se enfrentan a un Poder Judicial que no les respeta la identidad. Literalmente no respetan ni la Ley 26.743 de Identidad de género, y más aún cuando no tienen los recursos para pagar unx buen abogadx. Porque de pronto tenemos que ser educadorxs de abogadxs, fiscales y jueces, en un cuadro donde nos violentan aún más. Y sumo a esto la cantidad de causas de narcomenudeo que tienen las compañeras Trans, donde la Justicia no hace oídos a que esa era la única ‘salida laboral’ de ese momento”, analiza.
En este punto, Vanesa afirma que la movilización popular que expresan los feminismos y transfeminismos “pone en jaque las relaciones del poder y la expresión que en sus fallos cristalizan estos vínculos promiscuos y condenan a la privación de la libertad a miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans y no binaries por la actual ley de drogas, por ejemplo, y deja a otras cientos de miles sin respuesta en su búsqueda de justicia por la violencia por motivos de género que padecen, en paralelo”.
Publicado en El Grito del Sur