La investigación por el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner permitió establecer quienes fueron los autores materiales del ataque, pero su desarrollo no conforma a la querella, que, desde hace tiempo, reclama avances vinculados con la eventual autoría intelectual del atentado.
Miércoles, 28 de diciembre de 2022
Por Ariel Zak*
Una medida de prueba que aún está en discusión mantiene, sin embargo, cierta expectativa alrededor de la causa cuya investigación está delegada en la fiscalía de Carlos Rívolo y que durante los primeros 80 días instruyó la jueza María Eugenia Capuchetti, quien en la actualidad sigue en el caso pero con otro rol.
“La bala de plata”, le dicen en los tribunales federales de Comodoro Py a la medida que propuso el fiscal Rívolo: se trata de una pericia sobre el teléfono de Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó cometer el magnicidio, que podría permitir recuperar información que se presume perdida pero que si fracasa terminará de borrar definitivamente el contenido del dispositivo.
La jueza Capuchetti deberá decidir si avala el intento, para lo cual ya requirió opinión de la querella: hasta acá se pudo recuperar información importante del teléfono del agresor (como son las fotos en las que se lo ve con el arma) pero aún no se sabe cuánto se perdió en los primeros intentos por obtener información de ese teléfono celular en las primeras horas de investigación.
Nadie duda a esta altura que cómo se desenlazaron los hechos: el 1 de septiembre pasado Fernando André Sabag Montiel llegó hasta las inmediaciones del edificio que habitaba la Vicepresidenta en Recoleta, se mezcló entre los militantes que cada tarde recibían a Fernández de Kirchner e intentó asesinarla.
Lo hizo pasadas las 20.50 cuando sacó un arma cargada con cinco balas y gatilló frente a la cara de la Fernández de Kirchner, quien, según le contaría después a los investigadores, no alcanzó a darse cuenta lo que estaba ocurriendo hasta que vio luego las imágenes del hecho en televisión.
Sabag Montiel fue retenido y desarmado por la propia militancia mientras del lugar del hecho se escapaba silenciosamente su cómplice (hoy también detenida y procesada como coautora de la tentativa de homicidio) Brenda Uliarte, que sería atrapada tres días más tarde luego de abandonar su casa y abordar un tren.
Por la falta de control de la situación, la custodia vicepresidencial quedó en la mira de la justicia que por estas horas trabaja en un entrecruzamiento de llamadas con el objetivo de determinar si alguno de sus integrantes tuvo contacto con los atacantes. En el entorno de la dos veces presidenta, sin embargo, nadie cree que eso pudiera haber pasado.
En la causa también está procesado y detenido Nicolás Gabriel Carrizo, supuesto jefe del grupo de vendedores de copos de nieve para el que trabajaban los atacantes, aunque los investigadores le atribuyeron el rol de partícipe secundario, alguien que estaba al tanto de los acontecimientos, pero cuya participación no fue necesaria como para que pudieran actuar.
La querella, sin embargo, entiende que a la investigación le falta la pata más importante. Los abogados designados por la vicepresidenta, José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, reclaman hace semanas que se profundice la investigación de las pistas que conducen a posibles terminales políticas y que se descubra su hubo autores intelectuales.
Fue la propia Vicepresidenta la que expuso la línea de trabajo de la querella cuando le tocó hacer uso de la palabra en su alegato en la causa Vialidad, por la que luego sería condenada: “Nadie puede pensar que esa banda planificó o ideó la autoría intelectual de lo que me hicieron”, resumió, en los últimos días de septiembre.
Las pistas que se investigan en este expediente y que podrían conducir a la política son dos: la referida al diputado nacional de Juntos por el Cambio, Gerardo Milman, y aquella en la que aparece el nombre del referente de la Nueva Centro Derecha, Hernan Carrol, a quien Sabag Montiel mencionó en una carta en la que pidió que él le designara un abogado.
El nombre de Milman está en el expediente desde que Jorge Abello, asesor de un diputado oficialista, se acercó a los tribunales de Comodoro Py para prestar declaración como testigo y aseguró haber escuchado al diputado de Juntos por el Cambio referirse a un posible atentado antes de que ocurriera.
“Cuando la maten, yo estoy camino a la costa”, es la frase que Abello dijo haber escuchado que Milman le dijo a dos mujeres con las que compartía la mesa el 30 de agosto en la confitería Casablanca, ubicada a metros del Congreso.
Toda esa situación fue reconstruida con medidas de prueba autónomas y se constató que las circunstancias objetivas relatadas por el testigo eran correctas: coincidió con Milman en esa confitería, el diputado de Juntos por el Cambio estaba con dos asesoras mujeres y después de aquel día el legislador se fue a la costa.
La tensión se desató en el expediente cuando declararon las colaboradoras de Milman: su secretaria Ivana Bohdziewicz y su asesora Carolina Gómez Monaco, una ex Miss Argentina que durante el gobierno de Cambiemos se desempeñó como jefa del Departamento de Planeamiento Estratégico de la Dirección de Inteligencia Criminal Estratégico.
Ambas negaron primero haberse reunido con su jefe en el bar Casablanca el 30 de agosto pero lo reconocieron luego de que les exhibieran las imágenes que formaban parte de la prueba, lo que generó que la querella reclamara que se les secuestraran los teléfonos celulares para buscar si había alguna referencia al atentado pero la jueza María Eugenia Capuchetti lo rechazó.
Semanas más tarde, y luego de la intervención de la Cámara Federal porteña, ambas colaboradoras de Milman volverían a ser citadas a declarar como testigos y aportarían sus teléfonos celulares a pedido de la querella: Gómez Mónaco había cambiado de dispositivo y Bohdziewicz había borrado registros del suyo, según le aclararon a la justicia.
En los últimos días, Bohdziewicz volvió a presentarse espontáneamente en tribunales para volver a poner su teléfono a disposición de la justicia y para aclarar que tras contactar con la empresa que le provee el servicio de telefonía había podido recuperar la información que había borrado, informaron fuentes judiciales.
La querella, por otra parte, reclama además que se cambie la calificación del hecho; que se acuse a los imputados de integrar una asociación ilícita que no solo pretendía cometer un magnicidio sino también desestabilizar al gobierno.
Ubeira y Aldazabal ya llegaron con ese reclamo a la Cámara Federal porteña y esperan una solución: exhibieron allí, una vez más, mensajes extraídos del teléfono celular de Carrizo sobre los que todavía no hubo explicación.
“Recién intentamos matar a Cristina”; “Mi empleado. Le quiso disparar. Va a ir preso”; “El arma es mía amigo. Te lo juro por dios. Estamos con el grupo. Todos juntos”; “Para que el gobierno sepa con quienes se están metiendo. Bueno amigo el que la va a matar seguro va a ser un amigo o voy a ser yo. Recordá esta fecha. Esta hdp ya está muerta”. Estos son algunos de los mensajes que escribió Carrizo y envió por Whatsapp minutos después de que intentaran asesinar a la vicepresidenta.
El intento de asesinato contra la Vicepresidenta ocurrió el 1 primero de septiembre último en la puerta del edificio encallado en Juncal y Uruguay donde todos los días se reunían cientos de militantes a expresarle su apoyo luego de que el fiscal Diego Luciani pidiera que la condenaran a 12 años de prisión en la causa Vialidad.
Las manifestaciones se erigieron allí con la idea de acompañar (y hasta proteger) a la Vicepresidenta en un contexto en el que se habían sucedido distintos hechos de violencia que tuvieron como víctimas a dirigentes políticos, como aquellos que protagonizaron los referentes de Revolución Federal, que están ahora procesados por haber intentado imponer sus ideas por la fuerza.
Esa agrupación es investigada en un expediente separado, en el que intervienen el juez Marcelo Martínez de Giorgi y el fiscal Gerardo Pollicita, quienes entienden -y así lo escribieron- que la seguidilla de actos violentos protagonizados por Revolución Federal pudieron haber funcionado como impulso de los atacantes de la Vicepresidenta.
En un Twitter Space -una conferencia a través de la red social Twitter- el referente de Revolución Federal, Jonathan Morel, sugirió la idea que días más tarde ejecutó, sin éxito, Sabag Montiel.
“Hoy por ejemplo veía cómo Cristina saludaba a La Cámpora y a la militancia y decía, lástima que a mí ya me conocen la cara porque, sino sabés cómo me infiltro ahí una semana y espero que baje… Pero yo te juro… si a mí no me conocieran los nenes de La Cámpora yo voy te canto ahí la marcha peronista siete días seguidos y en cuanto puedo paso a la historia. Después me linchan. Pero paso a la historia”, se le escuchó decir.
*Anuario de Télam