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Cristina Pisarello fue la jueza técnica del último juicio por jurados que se realizó en el Chaco. Tras conocerse el veredicto, utilizó sus redes sociales para mostrar su fuerte respaldo hacia este sistema. “Me devolvió la confianza y la ilusión”, dijo. En esta entrevista con LITIGIO, habló sobre su experiencia, de lo que percibió en las personas que fueron parte y en cómo esta forma de impartir justicia operó de un modo doble: acercó a la gente al Poder Judicial y también obligó a los abogados y abogadas a salir de la “zona de confort” y estudiar nuevas formas de litigación.

Miércoles, 24 de agosto de 2022

“Que el jurado no sepa de derecho no es un problema”, afirmó la jueza Pisarello.

Por Bruno Martínez 

Cristina Pisarello aparece en un video de YouTube de poco más de una hora. Está sentada detrás de un estrado de madera que tiene impresas las palabras “Poder Judicial de la Provincia del Chaco”. De fondo, las banderas chaqueña y wiphala. Aunque la cámara no las enfoque, Pisarello les habla a los doce miembros del jurado que están sentados a su derecha, a quienes les brinda las últimas instrucciones antes de que ingresen a una sala privada a deliberar.

“Su primer y principal deber es decidir cuáles son los hechos de este caso. Ustedes tomarán la decisión tomando en cuenta toda la prueba presentada durante el juicio. No habrá ninguna otra evidencia. No considerarán nada más que la prueba del juicio”, instruye Pisarello, mientras sus ojos pendulan entre sus anotaciones y el jurado.

“Ustedes están facultados a sacar conclusiones derivadas de su sentido común siempre que estén basadas en la prueba que ustedes acepten. Sin embargo, no deberán especular jamás sobre qué prueba debería haberse presentado o permitirse suponer o elaborar teorías sin que existan pruebas para sustentarlas. Decidir los hechos es su exclusiva tarea. No la mía. La ley no me permite expresar o comentar mis opiniones con respecto a cuestiones de hecho. Yo no puedo participar de modo alguno en esa decisión. Por favor, ignoren lo que pude haber dicho o hecho que los haga pensar que prefiero un veredicto sobre otro”, aclara.

Las imágenes son del 12 de agosto pasado y corresponden a lo que fue el 22° juicio por jurados de la provincia, el último realizado a la fecha. El caso que se sustanciaba era el llamado “Crimen de Fontana”, ocurrido en la navidad de 2020, cuando una pareja asesinó a puñaladas a Javier Cardozo. Matías Retamozo y Gisella Esquer, finalmente,  fueron declarados culpables.

Conocido el veredicto, Pisarello escribió en Instagram. Aunque no era su intención, porque su cuenta privada está disponible para poquísimos contactos, su posteo se hizo viral dentro del mundillo judicial.

“Muchas veces dije que los años me habían vuelto escéptica en mi trabajo y que mi único motor para intentar hacerlo cada día mejor es que amo el derecho penal como a un hijo al cual uno reconoce y acepta cada defecto. Sin embargo, el juicio por jurados me devolvió la confianza y la ilusión para ir cada mañana a seguir aprendiendo y brindar mi mayor compromiso en cada causa. Espero con ilusión cada Juicio por jurados y disfruto cada minuto”, dijo.

En noviembre se cumplirán tres años desde el primer juicio por jurados en el Chaco. A la fecha, 24 personas fueron declaradas culpables y ocho no culpables. En total, más de 350 personas fueron parte de algún jurado en la provincia, en calidad de titular o suplente. La jueza Pisarello tiene en agenda su próximo juicio por jurados para el mes de octubre. Será el cuarto que dirigirá.

―Uno de los cuestionamientos a este sistema de enjuiciamiento es la falta de preparación en derecho por parte del jurado. ¿Cuál es tu posición sobre eso?

Es una tarde fresca y ventosa de agosto en las oficinas de la Cámara Segunda en lo Criminal de Resistencia. Pisarello (46 años de edad, 18 en el Poder Judicial) ahora responde algunas preguntas de LITIGIO en su despacho.

―No es un problema. Porque son doce que tienen que resolver unánimemente. Se ha visto y yo lo he preguntado en cada juicio si han entendido las instrucciones. Las instrucciones son las que nosotros leemos, las que deben usar para guiarse al principio, para ver a qué atenerse con las pruebas que van a seguir; y al final también, para valorar esas pruebas. Les digo cuáles son los posibles delitos que pueden optar, porque son opciones de veredicto, para condenarlo o declararlo no culpable. En el último tiempo hubo opciones de veredictos un poco complejas y lo han entendido sin problemas. En este último caso (el crimen de Fontana) eran jurados que tenían actividades por fuera de las letras y los números, no estaban habituados a este tipo de abstracción, y lo han comprendido.

“El juicio por jurados me devolvió la confianza”, escribió la jueza Pisarello en su cuenta de Instagram.

―¿Cómo analizás la posible influencia de los medios de comunicación hacia el jurado?   

―Hay una audiencia previa donde se citan a cerca de 60 personas para poder conformar el jurado. Esa audiencia de selección del jurado es tarea exclusiva de las partes que deben tratar de traer toda la información de ellos. Son preguntas de opinión muy personales con las que se trata de depurar al jurado que pueda tener un prejuicio o no ser imparcial. Por eso es que de un número de 60 se eligen 12 titulares y cuatro suplentes.

―¿Qué se puede mejorar de este sistema?

―Todo es perfectible. Tendríamos que caminar un poco más para ver qué modificar. Por ejemplo, algunos colegas jueces hablan del tiempo de deliberación del jurado, que tiene un mínimo legal de dos horas. Ellos entienden que no hace falta esperar ese tiempo porque el jurado está cansado. En este momento todo es solucionable en otros aspectos y no necesariamente a través de la reforma legislativa. Pero nuestra ley es tan buena que nos encontramos en una situación mejorada respecto a otras legislaciones, como por ejemplo Neuquén que con ocho votos positivos y cuatro negativos ellos pueden tener un veredicto.

―¿Para vos está bien que sean fallos por unanimidad y no por mayoría?

―Sí, tiene que ser así. De hecho, en Neuquén están tratando de lograr esto. La unanimidad es la garantía que tenemos. Las deliberaciones son secretas. No se dan razones. Entonces que cuatro personas estén en contra es un número muy alto. Los delitos que llegan a juicio por jurados son a cadena perpetua entonces que cuatro personas hayan entendido distinto a la condena no lleva esa legitimidad y confianza.

―En el juicio por jurados la absolución es inapelable. ¿Estás de acuerdo con esto o habría que modificarlo?

La ley dice que es irrecurrible cuando hay un veredicto de no culpabilidad. El tema es el motivo del recurso porque ellos no dan razones de su decisión. Hubo casaciones en Buenos Aires en el caso del Camping (N.D.R: en septiembre pasado, tres jóvenes fueron absueltos en el juicio donde se los acusó de violar a una menor en un camping de Miramar) y otras dos o tres que no fueron bien vistas. Entiendo que las decisiones del jurado son soberanas, a no ser que haya habido un grosero error que haya afectado las garantías. Me refiero a una nulidad grosera. Eso pasa hasta en los juicios comunes, los técnicos. Pero tiene que ser algo muy evidente como para que se pueda revocar un veredicto de no culpabilidad.

“El juicio por jurados devolvió a la gente la confianza en la resolución de los conflictos”

―Volvamos hacia atrás. ¿Cómo fue tu experiencia en tu primer juicio por jurados?

―Este año fue el primero y ya tuve tres. El primero fue el de (el femicidio de) Yanina Sequeira que fue importante, notorio, muy mediático, con mucho cuidado también porque había muchas organizaciones sociales apoyando y también se tuvo que trabajar la seguridad desde el Poder Judicial para que el jurado trabaje tranquilo y pueda deliberar. Porque es gente que un día se levanta y tiene que ir a decidir sobre la libertad de una persona. Al principio estaban reticentes y después se pusieron en una posición de escucha hacia la gente. Están los más extrovertidos que son los que primero establecen el diálogo, que hacen peticiones o que preguntan cosas. Y se nota mucho el cambio que se da en ellos. Los tres juicios en los que participé fueron así. Había muchos que sus trabajos diarios escapaban a lo administrativo, como personas de la construcción, changarines o amas de casa, y sin embargo, al final, después del veredicto, estaban todos asentados. Yo pido que me cuenten como se sintieron, y todos me hablaban en un plan de igualdad, de juez a juez. Eso es significativo.

―¿Qué diferencias encontraste entre el juicio por jurados y el tradicional?

―Hay mucha diferencia. Para empezar: el resultado. Es abierto. Si bien uno puede tener una idea de hasta dónde llega el caudal probatorio, va a depender de cómo se la presente en el jurado y qué dialéctica utilicen para comunicarse con el jurado. Pero además el cambio fundamental es en la litigación: cómo las partes llevan adelante su tarea ante un juez que ante el jurado. Es totalmente distinto. Conmigo van a suponer que conozco muchas cosas porque hablamos el mismo idioma técnico jurídico y con ellos tienen que hacer un ejercicio que cuesta, porque a todos los que tenemos una especialidad nos cuesta cambiar nuestra forma de hablar. Por eso creo que, desde la litigación, es decir la defensa, la querella y fiscales, tienen que formarse especialmente. Por eso es que yo veo todo beneficios en el juicio por jurados. Soy juradista y me enamoré del resultado que tiene. Porque es devolver la confianza en la resolución del conflicto a la gente.

―¿Y con el sistema anterior?

―A través de los juicios por jurados llevamos los delitos más graves. El resto continuamos (con el sistema tradicional). De hecho, en General San Martín, tenemos competencia para resolver esas cuestiones. Y ahí, hasta los delitos más graves no se resuelven por juicio por jurados. En relación a mi posteo en Instagram, digo que uno ve las falencias que hay del sistema penal que pasa por esa pérdida de confianza. Que no veía la solución del conflicto real. Que no solucionaba la situación para el condenado, porque una ve la alta reincidencia. Ni hablar de la seguridad, de la prevención. Como que en definitiva no estábamos solucionando nada. Esa era lo que yo decía en relación a volverme escéptica.

―Justamente te iba a preguntar por eso, en relación a que tenías escepticismo del sistema pero que lo aceptabas como a un hijo, “con todos sus defectos”, como escribiste en Instagram.

(Se ríe) Fue muy poco feliz hablar de defectos porque me refería al derecho penal y no a los hijos. Era un posteo muy privado y por eso me permití hablar tan mal.

 

Cristina Pisarello, jueza de la Cámara Segunda en lo Criminal de Resistencia.

―¿Pero te referías a la falta de resolución del problema de fondo, de ir a la raíz?

―Claro. No veía una solución real del conflicto porque volvíamos a tener siempre a las mismas personas, a los mismos imputados nuevamente condenados, con reincidencia y las víctimas insatisfechas con el tipo de resolución del conflicto. No a todas las víctimas o denunciantes les alcanza ese tipo de resolución. Tampoco veo que a los imputados les alcance la solución en el sentido que sea una situación de aprendizaje para evitar volver a caer en el delito.

―¿Considerás que estas dos cuestiones, de insatisfacción por parte de las víctimas y de reincidencia por parte de los condenados se encuentran salvadas por el sistema del juicio por jurados? ¿Crees que es una solución a eso?

―Este camino es muy incipiente. Por eso decía que el hecho de que decidan pares o iguales legitima la decisión, la solución que dan al conflicto. Brindan confianza. Esto es el primer escalón, el primer paso. Llevamos 22 juicios solamente en el Chaco. Pero lo más importante, más allá de eso, de su tarea principal que es decidir si un hecho ocurrió, si esa persona cometió ese hecho, es la de concientizar, acercarlos a la tarea judicial, mostrarle los problemas que tenemos. Ellos me decían “faltan pruebas”. Constantemente lo dicen. Y yo respondía que esta es una situación en la que me veo todos los días en los juicios, que yo tengo que resolver con las pruebas que me traen las partes. La decisión, la toma de responsabilidad es muy importante para ellos y se dan cuenta que no van a resolver a la ligera, que no es condenar porque salió en algún medio y ya tiene una carátula encima.

“Este sistema le muestra a la gente los problemas que tenemos en la Justicia”

―¿Cómo ves el desempeño de las partes, tanto querella, fiscalía y defensa, en esta nueva forma de impartir Justicia?

―Se ven a través de los juicios como han ido mejorando. Esto es todo experiencia también. Hace unos años hicimos una diplomatura que dio el INECIP (Instituto de Ciencias Comparadas en Ciencias Sociales y Penales). Éramos muchísimos abogados particulares y del Poder Judicial. Ahí nos iban enseñando. Para empezar se nos abrió un mundo distinto. Nos sacó a todos de nuestra zona de confort, nos puso a todos a leer otros libros y a practicar otras cosas. Tratar de ampliar la visión. Y eso continuó a medida que fueron pasando los juicios. Como son tres fiscales de Cámara, que son los tres que intervienen, obviamente que tienen muchos más juicios realizados que los jueces que somos nueve. Los defensores también. Eso está pasando también con algunos profesionales que algunos han tenido dos juicios, pero la mayoría no. Son ellos que tienen que tratar de acompasarse a los fiscales que han agarrado ritmo.

―¿Qué le dirías a aquellas personas que todavía están escépticas de lo que es el juicio por jurados?

Que confíen en el sentido común, en la capacidad de resolver conflictos como se los resuelve en el día a día. Yo estoy maravillada con este puente, esta comunicación que se establece con ellos. Ya hubo más de 300 personas que fueron jurados, entre titular y suplentes, que han vueltos a sus hogares, a sus trabajos, con sus amigos y han comentado la experiencia. Y todos fueron positivos. Todos salieron muy contentos y reconfortados, con mucha comprensión de la tarea judicial. Muchos han sido veredictos de no culpabilidad. Que uno puede pensar que el común de la gente, va a ser más dura, pero hubo veredictos de no culpabilidad en caso de abuso sexual de niños porque han tomado la responsabilidad de analizar la prueba que tenían. Y tienen otra visión. Y esta visión la comparten, la llevan, y cada vez que haya más juicios vamos a tener más gente en conocimiento de lo que es realizar esta tarea.

―¿Considerás que es parte de la democratización de la Justicia de la que tanto se habla?

Sí. El lenguaje claro, la transparencia, el ser juzgado por sus pares, el acercar el pueblo al sistema judicial. Sí. Sin dudas.


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