Se trata del expolicía, Antenor Gaúna. Fue por su reticencia al momento de responder cuestiones por demás elementales sobre el funcionamiento de la Brigada de Investigaciones por lo cual se le aplicó sanciones previstas en el Código Procesal Penal.
Viernes, 22 de abril de 2022
La causa por crímenes de lesa humanidad en Brigada y en la Alcaidía avanza hacia su etapa definitoria luego de una jornada con seis declaraciones. El tribunal ordenó la detención de un testigo (ex policía de la Brigada, convocado por la defensa) por falso testimonio. El imputado Juan de La Cruz López declaró su inocencia, y señaló que su acusación obedece a “una confusión muy grande” en los legajos de integrantes de la Brigada por una similitud de apellidos. El 6 de mayo se espera completar la declaración indagatoria del resto de los imputados de cara a la presentación de alegatos y desenlace del proceso.
El tercer día de audiencia de la “causa Conscriptos” tuvo lugar en la sede del Tribunal Oral Federal de Resistencia durante la mañana de este viernes, con las últimas declaraciones testimoniales programadas, razón por la que la presidenta del tribunal, de común acuerdo con sus pares y con las partes, fijó el día 6 de mayo a las 9 h para la toma de declaraciones indagatorias a los imputados. Luego de ello el camino quedará liberado para presentación de alegatos de las partes.
De la lista de seis testigos de la fecha, repartidos de modo equitativo entre defensa y parte acusadora, destacó la participación de Antenor Gauna, ex policía de la Brigada de Investigaciones que ingresó como declarante y abandonó la sala como detenido a raíz de su reticencia al momento de responder cuestiones por demás elementales sobre el funcionamiento de la Brigada de Investigaciones por lo cual se le aplicó sanciones previstas en el código procesal.
En esta causa se investigan crímenes de lesa humanidad cometidos contra Ricardo Uferer y Eduardo Luque, dos militantes políticos que realizaban la conscripción en el Regimiento La Liguria de Resistencia a mediados de 1976. A este debate se acumuló otro expediente donde se juzgarán crímenes cometidos por el comisario general Domingo Mora contra tres víctimas detenidas por razones políticas en el Centro Clandestino de la Brigada de Investigaciones en los años 1974, 1975 y 1976.
Este es el noveno juicio por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura en el Chaco (décimo si se suma a la lista el juicio oral por la Masacre de Napalpí), luego de las causas por fusilamiento clandestino “Causa Masacre de Margarita Belén 1, 2 (Causa Tozzo) y 3 (Causa Chas) ”; las causas por torturas “Brigada/ Caballero” 1 , 2 y 3 ; y los juicios por la persecución a militantes del agro denominado “Causa Ligas Agrarias” y por complicidad judicial “Mazzoni Casco.
Cerca de las 14, una vez finalizadas las testimoniales, el imputado Juan de La Cruz López declaró su inocencia, de modo remoto desde la cárcel U7. “Se ha cometido un error” declaró, en razón de una confusión debida a la existencia de dos legajos de agentes que trabajaron en la Brigada de Investigaciones con el apellido “Cáceres de la Cruz López y De la Cruz López” a secas. En 2017 fue citado a declarar, oportunidad en la que ratifica sus dichos anteriores y manifestó no ser la persona que se le endilga ser, con los distintos cambios de domicilio en el interior provincial. “Nunca estuve en el año 76 en Investigaciones, ni formé parte de la dotación de personal policial”. “No hay antecedentes de denuncias ni tuve problemas ni denuncias ni problema alguno por apremios a detenidos remarcó y hace dos años que estoy preso, estaba desesperado por el inicio de este juicio y así solucionar mi situación” dijo.
Dijo que participó en una rueda de reconocimiento en la etapa de instrucción en la cual no resultó señalado. “¿Luego de haber prestado declaración indagatoria en 2017 hasta el auto de elevación tuvo alguna información con el tribunal? Le consultó su abogada, Rocío Ramírez: “Efectivamente, una vez al mes me comunicaba con el Juzgado y siempre me decían “quédese tranquilo, su caso está resuelto”. respondió. Sin embargo, fue detenido el 19 de febrero de 2019.
Asimismo, cabe señalar que no es este el primer proceso en el cual este ex policía figure como imputado. En 1983 fue condenado por la justicia de Corrientes por el homicidio de un detenido. Cumplió cinco años de condena, pero luego fue liberado por la justicia correntina, en acto complicidad con la violencia institucional, según fuentes del ministerio público fiscal,
TERCER DÍA
Por tercer día seguido, la conexión por videoconferencia pasó factura con interrupciones en el audio, pese a lo cual el debate pudo desarrollarse sin mayores inconvenientes. El primer testigo del día fue Vicente Sosa, convocado por la defensa. Cumplió funciones en la prefectura de Puerto Bermejo en la época de los hechos que se juzgan. Describió el desempeño del imputado Juan de la Cruz López en la comisaría del pueblo, alejado de la Brigada de Investigaciones en Resistencia, y manifestó no tener conocimiento respecto de sanciones disciplinarias contra el imputado. La audiencia continuó con la declaración de Lidia Álvarez de Sosa, esposa del primer testigo. En la década del setenta vivía en Puerto Bermejo y trabajaba en el registro civil. Allí conoció a Juan de la Cruz López. Dijo que desde 1970 a 1978 cumplió funciones en la comisaría de la localidad y confirmó en líneas generales el testimonio precedente.
No obstante, el cuaderno con registros de la presencia del imputado en la citada jurisdicción que la testigo aportó al debate y sobre el que fundamentó sus dichos comienza en 1977, sin datos sobre 1976. El documento fue incorporado al juicio. También declaró que el imputado se trasladaba hacia la capital chaqueña porque su madre vivía en Resistencia.
TESTIGO EN APUROS
Antenor Acosta fue el siguiente testigo. Se desempeñó en Brigada de Investigaciones desde 1975 hasta 2004 en el área de Vigilancia General en la parte del frente del edificio con un horario de 6 a 14, mayormente de recorridas en la vía pública. Cuando la Brigada pasó a Marcelo T. de Alvear su espacio también ocupó la parte del frente, sobre la calle. Dijo conocer a de la Cruz López a partir del año 83, 84. “Cumplía funciones como jefe de Sumarios” indicó.
Negó tener el mínimo conocimiento relacionado con el confinamiento de detenidos políticos en la Brigada, de un área restringida o la presencia de personal militar en el edificio. Dijo que nunca escuchó siquiera la existencia de una “Sala Negra” en casi 25 años de trabajo allí.
Ante lo dubitativo de su testimonio, sus marchas y contramarchas al momento de argumentar su ignorancia absoluta, la presidenta del tribunal jueza Noemí Berros, le recriminó una actitud “reticente”. “¿Usted no supo que hubo funcionarios del gobierno depuesto que estuvieron detenidos? ¿No leía los diarios?”.
Ante la persistencia del testigo en su inverosímil desconocimiento, la presidenta le advirtió respecto de la posibilidad de iniciarle una causa por faltar a la verdad. El cuestionario continuó, con el testigo Gaúna haciendo equilibrio entre su desconocimiento y falta de memoria en sus respuestas y la reconvención del tribunal. Preguntado por el querellante Brest, de la Secretaría de DDHH de Nación, el testigo reconoció que su jefe directo era el Comisario Yedros (fallecido, denunciado por su participación en la represión ilegal).
Cuando el testigo terminó su declaración, el fiscal Vigay pidió su detención por falso testimonio y reticencia al responder. La defensora Ramírez presentó su oposición. El querellante Duilio Ramírez remarcó: “Este es el décimo juicio por crímenes de lesa humanidad en el que participa este abogado, nunca traté con una persona que haya estado presente en el lugar de los hechos durante los años más álgidos de la dictadura con este nivel de supuesto desconocimiento. Hay personas que han sufrido mucho y aún buscan a sus familiares desaparecidos. Lo exhorto a que colabore con la verdad”.
“Métame preso, no hay problema, acá estoy, para todos”, respondió Gauna. La reacción de la jueza fue fulminante: “¿Usted lo dice con un tono de burla o de desafío? Llama la atención, que alguien que trabajó en la Brigada durante 25 años no tenga idea de nada y no colabore en el sentido que expuso el doctor Duílio Ramírez. ¿Usted trabajaba ahí o era un ñoqui como se dice en la jerga, y simplemente iba a cobrar el sueldo? ”.
El juez Aranjo intervino, y luego de exigir al testigo que “no se escude en la falta de memoria” le pidió que explique si las personas que vio entrar de civil a la Brigada eran o no eran militares. Gauna dijo no saberlo. “¿Entraba cualquiera?”, le preguntaron. “No, cualquiera no, para eso estaba la guardia”. “¿Entonces quiénes eran?”, le insistieron. “No sé”, repitió Gauna, prácticamente contra las cuerdas.
“El rango de su no saber es muy amplio”, le respondió la jueza, con hartazgo evidente. El tribunal pasó a deliberar en un breve cuarto intermedio la situación del testigo, al filo del falso testimonio. Cinco minutos después, con la audiencia reiniciada, la jueza informó que como resultado de la deliberación el tribunal resolvió conforme a los pedidos de las partes acusatorias y ante la posible comisión del delito de falso testimonio la detención del testigo, y que este fuera conducido por Gendarmería a una celda en las instalaciones del TOF para su inmediata disposición en custodia ante el juez federal de turno. Así se hizo.
TORMENTOS EN BRIGADA – ALCAIDÍA
Eran las 11 y 17 h cuando ingresó a la sala de audiencias el siguiente testigo de la fecha, el ex detenido político Roberto Cejas quien se trasladó desde Sáenz Peña para declarar. En la década del setenta Cejas estudió Ingeniería Civil y como no tenía dónde vivir en Resistencia compartió pensión con estudiantes de la JUP. Por esa razón fue detenido, el 10/9/75, dando inicio un confinamiento en varios penales del país hasta 1981. “Fui caminando hasta la Brigada, con el comisario Yedros que me fue a buscar a mi trabajo, en el banco. Llegué y me dejaron en un calabozo en el fondo, sin decirme por qué. A la noche me sacan, me vendan, me sacan la camisa y me bajan los pantalones y me empiezan a picanear, en el pecho y testículos. Me preguntaban por los otros muchachos que estaban detenidos o buscados. Luego pude saber que uno de los que me torturaron fueron Rodríguez Valiente, Sanchistella, Mora y otros”. Ante el pedido de mayores detalles respecto de sus captores y castigadores Cejas indicó; “Mora siempre andaba con Rodríguez Valiente, era un rubio alto, grandote, recuerdo que siempre andaba con zapatos charolados y puntiagudos. Era un tipo prepotente, se notaba que tenía manejo”.
De la Brigada lo trasladaron a la Alcaidía, donde al poco tiempo compartió calabozo con varios de abogados defensores de presos políticos que pasaron a compartir su condición. “Hasta el golpe no había problemas en la cárcel, pero después nos separaron de los presos comunes, y nos aplicaron un régimen de mayor dureza, las 24 horas en la celda, cinco minutos para ir al baño, sin visitas ni comunicación” relató. “Ustedes se salvaron de la Masacre de Margarita pero van a morir acá, enfermos” nos decían.
En sintonía con otros testimonios de sobrevivientes, Cejas precisó que “Había tres guardias, la de Octavio Ayala, era la más brava, con Vitorello, Roldán, y otros. Las otras eran más livianas”. “La guardia de Ayala de noche entraba a la celda a sacar presos, los llevaban al comedor y les pegaban. De noche no podíamos dormir porque al lado estaba el comedor y los gritos de la gente que era golpeada no nos dejaban dormir” agregó.
Vitorello participaba en las golpizas. “En la guardia de Ayala no podías dejar de pegar porque te cambiaban”. Su descripción física del imputado coincidió con el aspecto del imputado. Ellos se comportaban como si fueran nuestros dueños. Recordó a un guardia cárcel de apellido Paniagua; “Habían llegado unos detenidos del campo. Apareció Paniagua todo transpirado, “Me cansase de pegarle a estos”, nos contó.
También confirmó que Ricardo Uferer y Héctor Ramón Luque estuvieron detenidos en la Alcaidía. Cree haber visto a Mora un par de veces en la Alcaidía y también personal militar; Aldo Martínez Segón y Luis Alberto Patetta. También vio a Santiago Almada (declaró como testigo el día anterior), en la Brigada; “muy torturado”.
Clausuraron la jornada Saturnino Ferreyra y Mario Mendoza, con sendos testimonios en los cuales relataron la misma sistematicidad en la represión y en las condiciones de detención que la declarada por Cejas y también los testigos de jornadas anteriores.
Ferreyra declaró por videoconferencia desde el juzgado de Formosa, y contó que luego de ser detenido por su militancia en Partido Revolucionario de los Trabajadores, fue confinado en la Brigada de Investigaciones, y sometido a torturas. “Me dieron una paliza terrible, Manader, Cardozo, Mora, y otros. Me dejaron tirado y luego me pusieron una venda, me subieron a un auto y no sé dónde me llevaron, perdí la noción del tiempo”. Estuvo ocho años preso, pasando por Brigada, Alcaidía, Devoto, U7, y Rawson.
También por videoconferencia, desde Buenos Aires, Mario Mendoza describió su detención a fines de 1975, por su participación militante en el rechazo al accionar de monopolios de agropecuarios. Le aplicaron apremios ilegales en la Brigada en su sede de calle Juan B. Justo, dónde pudo ver a Santiago Almada; “Estaba muy golpeado” describió. Compartió cautiverio en la Alcaidía con Ricardo Uferer y Héctor Luque. También identificó a José Rodríguez Valiente, a Domingo Mora, y a Gabino Manader, todos imputados en el presente proceso.
Fuente: prensa Comisión Provincial por la Memoria – Chaco