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El juez Federal porteño, Juan Ramos Padilla, reiteró en esta entrevista con LITIGIO sus críticas hacia los miembros del Máximo Tribunal de Justicia de la Nación, a quienes tildó de “corruptos”. En su visita a Resistencia, donde estuvo acompañado del dirigente social, Luis D’Elía, abogó por una mayor participación popular en el Poder Judicial y remarcó que “la Justicia es un tema muy serio como para que sea solamente para los abogados”.

Viernes, 8 de abril de 2022

El juez porteño, Juan Ramos Padilla en la Escuela de Gestión Indígena del Barrio Toba. Lo acompañan Luis D’Elía y el presidente del Concejo Comunitario Escolar, Carlos Núñez.

Por Bruno Martínez 

Juan María Ramos Padilla es un juez poco ortodoxo. Sin metáforas, tilda públicamente a algunos de sus colegas de “mafiosos” y a los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de “delincuentes” que deberían renunciar de inmediato. Sin este paso fundamental, sin esta renuncia de los cuatro cortesanos, considera que es imposible avanzar hacia una real democratización de la Justicia.

Este leiv motiv, la reforma judicial, fue la bandera que lo movilizó a encabezar el acto multitudinario del 1 de febrero pasado en la Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales porteños. Ese evento se replicó en otros puntos del país y fue el puntapié inicial para que Ramos Padilla, de 69 años de edad, comience una gira nacional para acercar su mensaje: la denuncia descarnada de un juez contra el Poder del que es parte.

Ya estuvo en Salta y en Jujuy, donde cuestionó severamente a la administración del radical, Gerardo Morales, al punto tal de considerar que la provincia debería ser “intervenida, porque no hay Justicia”. Ahora, Ramos Padilla, titular de la Cámara Criminal y Correccional 29 de la Ciudad de Buenos Aires, recordado por decretar la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, amado y odiado, “el juez del pueblo”, “el juez destituyente”, está de visita en Resistencia.

Es una tarde de abril, con 98% de humedad y una llovizna molesta. Quién lo acompaña hoy, al igual que en el acto frente al Palacio de Tribunales y en su gira por el noroeste, es el referente de la Federación Tierra y Vivienda, Luis D’Elia. Dice que son amigos desde hace años. También participa de la recorrida el concejal de Resistencia por el Frente de Todos, Fabricio Bolatti, junto a otros dirigentes y militantes del Frente Grande.

La agenda del magistrado está bastante cargada. Comienza minutos antes de las 16 con una entrevista en el programa “Justicia en Sintonía”, de Radio Nacional. Luego sigue con una charla en la Escuela de Gestión Indígena del Barrio Toba. Más tarde, un panel en la Casa de las Culturas y finaliza con una reunión con el gobernador chaqueño, Jorge Capitanich.

En una hendija de esa agenda, más precisamente en el trayecto de poco más de diez minutos de distancia que hay entre Radio Nacional y el barrio Gran Toba, LITIGIO dialogó con él. Padilla, sentado en el asiento del acompañante de esta camioneta. Este cronista, desde el asiento trasero.

―¿Cómo surgió la idea de esta gira?

―Con D’Elía y algunos amigos empezamos a ver que la gente necesitaba hablar de la Justicia. El 1 de febrero nos sorprendimos con una multitud en la plaza Lavalle de gente que estaba preocupada. Ese día hubo más de 40 actos en todo el país. No tenemos estructura pero hubo gente que se fue acoplando. En todo el país se mostró un interés muy grande por el tema judicial que obviamente va a incidir mucho en la política. Porque, no cabe dudas, el Poder Judicial ha sido siempre el partido más fuerte de la oposición cuando hay gobiernos populares.

―No es común escuchar a un juez de la Nación que cuestione de manera tan brutal a los magistrados de la Corte como usted lo hace. ¿Cuándo decidió salir a hablar de esta manera?

―Cuando empecé a ver que era normal que los jueces fueran a la Embajada de Estados Unidos a festejar el 4 de Julio (Día de la Independencia norteamericana). Me pareció que era mejor caminar con Luis D’Elía por La Matanza que andar caminando por las embajadas. Y lo más curioso es que ahora soy yo el provocador, que anda con los delincuentes, y ellos son los señores jueces. Me parece que para administrar Justicia hay que conocer al pueblo y el pueblo nos tiene que conocer a nosotros. Entonces prefiero caminar por La Matanza con Luis que conoce bien La Matanza y lo que sufre la gente con los jueces, que andar comiendo canapé por la Embajada de Estados Unidos y haciendo lo que ellos mandan.

―Usted se conoce con D’Elía desde los años ochenta, ¿verdad?

―Sí. En ese entonces era juez federal en Morón. Yo era un pibe y D’Elía un poco más joven que yo. Y me decían: “Acá hay un muchacho que viene todos los días por los chicos”. En ese momento recién empezaba la falopa. Así lo fui conociendo a Luis. Después hizo una toma de tierras muy importante, donde todos pedían represión. Nosotros nos negamos. Luis participó mucho de eso, en evitar que hubiera represión, que la gente pudiera tener sus tierras. Porque en definitiva eran de ellos también, porque eran públicas. Así nos fuimos conociendo, nos fuimos haciendo amigos. Compartiendo todo. A mí, al principio me miraban con desconfianza los muchachos de La Matanza pero después te van conociendo, te agarran cariño y también te enseñan. Si a la gente le das oportunidad y un trabajo, generás paz social, tranquilidad, riqueza. El país no se hace con cárceles o con balas.

―¿Qué hay que hacer con los jueces de la Corte Suprema?

―Hay que echarlos.

―¿Por qué?

―Porque son unos corruptos. Porque defienden los intereses de la Embajada de los Estados Unidos, de (el CEO del Grupo Clarín, Héctor) Magnetto, porque son unos delincuentes, porque son los que encubren el lawfare, porque permiten el contrabando, porque no hicieron nada para evitar que nos endeudáramos como nos endeudamos, porque nunca hicieron nada por la soberanía del Paraná, porque es una Corte cipaya… ¿querés que siga?

―¿Le trajo algún tipo de problema todo esto que usted dice sobre la Corte? ¿Lo querellaron en algún momento?

La calumnia tiene una defensa. Te lo digo en latín, para que veas que también sé latín, porque es lo que usan los jueces para que la gente no entienda: la calumnia tiene la exceptio veritatis, que es la excepción de la verdad. Ojalá me hagan una querella así yo puedo poner esa excepción y demostrarle que es verdad lo que yo digo.

―¿Conoce algo sobre el sistema judicial del Chaco? ¿Tiene alguna opinión sobre su desempeño?

―No, no conozco mucho. Pero estamos recorriendo muchas provincias. Y en las provincias he visto que hay un gran problema que también lo genera la Corte. Que hay determinados temas que las Cortes provinciales no habilitan determinados recursos a la Corte Suprema, que tiene competencia federal, para todas las provincias. Te doy un ejemplo: el gobernador Morales, que es una especie de dictadorzuelo que la tiene presa a (a la dirigente social) Milagro (Sala), ha sacado unas leyes que son directamente de persecución política. Si vos no pensás como él, te meten en cana. Eso está en la Corte de la provincia. Pero como la provincia no abre el recurso, entonces la Corte Suprema de la Nación no interviene.  Esta Corte de la Nación seguramente jugaría para Morales, porque es un partido político. Una Corte federal no permitiría que pasen estas cosas. Lo mismo pasa con violaciones a los derechos humanos muy graves. Vimos que pasan cosas en Salta. Hay lugares donde hay mucha represión. Queremos un Poder Judicial que sea de servicio.

―Se repite mucho el concepto de la “democratización de la Justicia”. De hecho, usted vino a Resistencia con esa bandera. Pero, ¿qué es para usted la democratización de la Justicia?

Que todos sean iguales ante la ley como dice la Constitución. Y que valga tanto tu palabra como la de (la fallecida empresaria) Amalita Fortabat.

―¿Eso no pasa hoy?

―No, nunca pasó. Decime si al pobre y al rico lo tratan igual en la justicia. Decime.

―No, claramente.

―La Constitución dice que todos somos iguales ante la ley.

―En algún momento se propuso la idea de designar a los jueces mediante el voto popular, como cualquier cargo electivo. ¿Está de acuerdo?

No, con eso no estoy de acuerdo. Sí le pondría una revisión del Senado cada tanto. Voy a estar de acuerdo con eso, con la elección de jueces por el voto popular, el día que tengamos libertad de prensa porque si no a los jueces los va a terminar poniendo Magnetto. Sí creo que tiene que haber un control. Elección de quienes eligen a los jueces, elecciones de los fiscales, control popular con la querella pública y que esa querella popular sea electa. Yo abogo más por el sistema en el que las políticas vinculadas a la seguridad y la represión de los delitos las tiene que poner los gobiernos y no el jefe de un Ministerio Público Fiscal. El jefe de los fiscales debería ser el Ministro de Justicia. Y también se le debe dar más participación a la gente. Elegir a los consejeros. Que cada partido lleve su candidato a ser miembro del Consejo de Magistratura. Porque la Justicia es un tema muy serio como para que sea solamente para los abogados. Que se pueda elegir un dirigente social, un gremialista. Más allá de cuestiones técnicas. Se puede saber mucho de la técnica, pero si no tenés un poco de calle no vas a ser un buen juez. Pero el primer paso para una reforma es sacar esta Corte. Después se la puede ampliar, cambiar el diseño del Ministerio Público Fiscal. Hay muchas herramientas que se pueden utilizar. Pero tienen que ver con meter al pueblo en el Poder Judicial.

―Por último, ¿cree que el presidente, Alberto Fernández, podrá avanzar en una reforma del Poder Judicial?

―Si nosotros nos ponemos al lado de él y él acepta que el pueblo se ponga a su lado, los jueces de la Corte se van a tener que ir. Eso pienso.

 


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