La perito forense del Comité para la Prevención de la Tortura, Virginia Creimer, reveló que las lesiones en el cuello permiten concluir que fue asfixiado por compresión mecánica externa y que además presentaba lesiones en diversas partes de su cuerpo. Hizo duras críticas a la primera autopsia. Cuatro policías se encuentran detenidos e imputados por tortura seguida de muerte.
Viernes, 1 de abril de 2022
Por Brian Pellegrini
Autoridades del Comité para la Prevención de la Tortura del Chaco, de la Secretaría de Derechos Humanos y Géneros, la perito forense de parte Virginia Creimer y familiares de Leandro Bravo brindaron este jueves una conferencia de prensa para dar a conocer los resultados de la reautopsia realizada el viernes 25 de marzo último en la sede del Instituto Médico de Ciencias Forenses de Sáenz Peña, que estuvo encabezada por la directora de ese organismo, Gabriela Lamparelli. Según indicó Creimer, a partir de la aplicación de las técnicas del protocolo de Minnesota se pudo corroborar que el cadáver del hombre de 37 años presentaba signos de haber sido asfixiado, lo que provocó su muerte en manos de la policía de Chaco el 26 de febrero pasado, en la ciudad de Charata. Además, la víctima presentaba lesiones en todo su cuerpo que no fueron advertidas en la primera autopsia.
“Tenemos la certeza absoluta de que Leandro Bravo fue brutalmente golpeado y sufrió maniobras de asfixia al momento de su muerte”, aseguró el vicepresidente del Comité para la Prevención de la Tortura del Chaco, Kevin Nielsen, en la apertura de la conferencia de prensa. En ese sentido, recalcó que se detectó “una serie de lesiones que no fueron detectadas en la primera autopsia y una maniobra de asfixia que nos acerca a la causa de muerte”.
“Esta es la información pública que nosotros como querellantes tenemos la obligación de dar”, sostuvo Nielsen. Y agregó que “desde el Comité para la Prevención de la Tortura acompañamos y vamos a acompañar plenamente a la familia de Leo en la búsqueda de justicia y sanción adecuada. Primero, porque es nuestra obligación; segundo, porque es una obligación del Estado chaqueño y argentino sancionar adecuadamente estos hechos en pleno cumplimiento de los pactos internacionales en materia de derechos humanos, en particular de la Convención contra la Tortura”.
Desde la querella del Comité para la Prevención de la Tortura anticiparon, además, que pedirán la prisión preventiva durante toda la duración del proceso de los agentes policiales detenidos y que también solicitarán que se investigue a los profesionales forenses que intervinieron en la primera autopsia del cuerpo de Leandro Bravo (37).
En representación de la querella de la Secretaría de Derechos Humanos y Géneros, la abogada Romina Duarte, recalcó que “estamos para acompañar a la familia y controlar que la investigación continúe por la línea correcta”. La secretaría de Estado se constituyó como querellante en la causa y además del respaldo jurídico también aporta apoyo psicológico a la familia de Leandro Bravo.
De la conferencia de prensa también participó el abogado Roberto Sotelo, del Comité para la Prevención de la Tortura del Chaco; el padrastro de la víctima, Miguel Sánchez y una de las hermanas de Leandro Bravo. También lo hicieron, de manera virtual, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y María del Carmen Verdú, de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi).
Muerte por asfixia
“Si llegamos a una reautopsia es porque la primera tuvo falencias pero no imaginábamos que las falencias iban a ser tan graves y que, de hecho, iban a aparecer falsedades ideológicas dentro de la primera autopsia, sin embargo las encontramos”, explicó la perito de parte por el Comité para la Prevención de la Tortura, Virginia Creimer. En un primer tramo de su intervención, denunció que la directora del IMCiF, Gabriela Lamparelli, “ha recibido distinto tipo de amenazas por el desarrollo de la reautopsia que fue, a mi modesto entender y con mi experiencia en el campo, impecable”.
Entre otros datos trascendentes de la reautopsia, Creimer reveló que en la primera no se había explorado el cráneo, como corresponde a cualquier autopsia, pero especialmente cuando se trata de la muerte de personas bajo custodia del Estado. “No se había practicado ni el protocolo de Minnesota ni los más básicos de la medicina legal más elemental. Ni la bibliografía nacional ni la internacional pueden avalar la primera autopsia”, aseguró.
“En el cráneo encontramos lesiones no solo óseas sino de imágenes compatibles a nivel del cerebro con traumatismos”, describió la perito forense, quién consideró “un acto definidamente delictual realizar mal una primera autopsia por todo lo que se pierde, porque el tiempo transcurrido hasta una reautopsia, como tuvimos que hacer, implica perder pruebas. Esto no es una cuestión inocente, y es algo que tenemos que entender”.
Creimer también narró que no se había explorado el dorso del cuerpo, la espalda, donde se hallaron “numerosísimas lesiones”. “Todas las lesiones del dorso del cuerpo de Leandro no fueron advertidas ni descriptas en la primera autopsia, lo mismo las lesiones en su miembro inferior derecho”, informó.
Otra de las duras críticas de la perito forense contra el resultado de la primera autopsia es que en el mismo se mencionó haber explorado el cuello de Leandro Bravo concluyendo que no presentaba lesiones. “El cuello no sólo no se había explorado, así que muy lejos estaban de llegar a esa conclusión, sino que tenía signos externos de asfixia por comprensión extrínseca del cuello, que el cuello fue apretado, lo cual impidió una oxigenación normal y llevó a una asfixia que lo llevó a su muerte”, describió. Y agregó que “toda la vía aérea de Leandro estaba infiltrada con sangre”.
También había “patrones de asfixia” en la muestra de los pulmones enviada para su análisis al laboratorio durante la primera autopsia. “Existen elementos suficientes para llegar a la conclusión que además de los traumatismos que poseía Leandro evidenciados al momento de la reautopsia (no así en la primera), que no existían al momento previo a que llegara la fuerza policial, porque están las más de 70 filmaciones donde se puede observar con el torso desnudo a Leandro con ninguna lesión y sin embargo sí se observan en el momento de la reautopsia”, sostuvo Creimer.
“Esta combinación de elementos entre los politraumatismos padecidos por Leandro más la compresión extrínseca del cuello provocaron la muerte por asfixia”, concluyó.
“Gran mentira”
Por último, Creimer también denunció que en el informe de la primera autopsia se falseó la información de que se habían explorado los riñones y que se los había encontrado “llenos de pus”, dando a entender la presencia de una infección importante. “Es otra falsedad ideológica gravísima que podría llevar a la confusión de cualquiera dentro del Ministerio Público y de la misma defensa y de los mismos jueces que tengan que intervenir una vez que esto se eleve a juicio. ¿Por qué? Porque los riñones nunca fueron sacados del abdomen de Leandro, estaban intactos y no habían sido abiertos”, afirmó.
“Llegar a un diagnóstico de una infección dentro de los riñones es una gran mentira. Gran mentira que se describió y que se firmó dentro de la primera autopsia”, aseguró.