“No podemos salirnos por la tangente de que si un veredicto no nos gusta, la responsabilidad es del jurado que decidió mal”, reflexionó la jueza de Garantías de Zapala (Neuquén), al defender el sistema de juicio por jurados. No obstante, reconoció que la forma en que se juzgan los delitos contra la integridad sexual requiere “muchas discusiones”.
Lunes, 11 de octubre de 2021
“Yo creo que es muy difícil medir un sistema por un caso. Creo que han confluido como varias cosas alrededor de esta discusión. Por una parte, lo que lastima que en un caso como el que ha estado recientemente en los medios por el veredicto -la absolución de tres acusados por una violación grupal contra una adolescente de 14 años en Miramar-, haya una resolución que da la sensación de que no hubo justicia, y ahí hay una discusión legítima y una preocupación legítima. Pero por otro lado, la Argentina es experta en evadir la Constitución con el juicio por jurados. Y tenemos muchas voces que prefieren mantener el privilegio de una justicia técnica, secreta, oscura y alejada de la ciudadanía, y entonces ante cualquier ruido que haga el juicio por jurados aprovechan para salir a decir no, esto no corresponde, esto no sirve, como si los tribunales técnicos fueran garantía de una mejor justicia, que yo estoy convencida de que no lo son, siendo jueza de tribunal técnico”, reflexionó la jueza neuquina en una entrevista para el programa radial Justicia en Sintonía*.
En ese contexto, consideró que “tenemos que ser un poco cuidadosas y cuidadosos. Darnos el debate, por supuesto, y hay temas que siempre están en debate. La forma en que se juzgan los delitos contra la integridad sexual probablemente requiera muchas discusiones. Yo, honestamente, no creo que una de esas discusiones sea que no tienen que someterse a jurados populares porque me parece que la visión que tienen los jurados populares es mucho más rica que la visión que suelen tener tribunales técnicos. Y tenemos sentencias espantosas, que nos duelen mucho, de tribunales técnicos, con mucha más frecuencia que un veredicto adverso de un Jurado popular”.
Poca deliberación
Por otro lado, Lorenzo destacó la modalidad deliberativa de los jurados populares que no suele ser utilizada por los tribunales conformados por jueces y juezas técnicos. “Se encierran y discuten, algunas veces poco tiempo porque las cosas están más claras. Pero ha habido deliberaciones que han durado más de 8, 10, 12 horas”, ponderó.
En ese sentido, advirtió que “no solo la Corte no delibera, hay muy poca costumbre de deliberación en todos los tribunales. Yo trabajo en un sistema en el que sí deliberamos y casi diría que somos una mancha en el sistema. Porque se ha instalado tanto esta idea de que cada juez o jueza puede hacer su voto y circularlo, y después el otro o la otra hace su voto y sigue circulando y nunca se reúnen en un espacio, que la razón de ser de tener tribunales colegiados que es la deliberación, se pierde. Esto lo vemos con las sentencias de la Corte donde no sabemos si hay mayoría, si hay unanimidad, porque cada quien dispara por el lado por el que decidió encarar su voto con sus relatores, y no por una construcción consensuada”.
Así, la jueza de Garantías de Zapala destacó que “el jurado popular es todo lo contrario. Termina el juicio, se le dan las instrucciones. Ahí hay un tema que pasa como desapercibido porque no es atractivo pero que a los abogados y abogadas nos tendría que interesar particularmente, porque si no terminamos hablando como si el jurado fuera el de la tele. Al jurado se lo instruye, se le explica el derecho, hay un juez que le explica el derecho y luego van a deliberar y deliberan todo el tiempo que sea necesario hasta llegar a un veredicto”.
El problema no es de los jurados
Con respecto a las instrucciones que deben dar las juezas y jueces técnicos a los jurados, explicó que “son las indicaciones que el juez técnico que va a dirigir el debate del caso ante jurados, le da una serie de indicaciones sobre cómo va a ser el proceso, cómo valorar las pruebas, qué delitos están sostenidos, y cuáles son las exigencias de cada delito. Les explica el derecho de fondo, el delito, como el derecho vinculado a las pruebas y a los roles de las partes”.
“Ahí hay toda una discusión que ni siquiera lo es, porque no nos hemos sentado a hablar de estos temas, y este no es un problema de los jurados sino de los jueces y juezas técnicas de la Argentina de cuándo se tiene que explicar cada cosa al jurado”, reconoció.
“Hay un prejuicio, que con relación a la justicia técnica diría que casi podríamos transformarlo en un juicio, y en los jueces y juezas técnicas que vamos a ser jueces para siempre, hasta que nos muramos o nos echen y que estamos pensando que todo pasa por nosotres, estamos leyendo el diario y somos mucho más influenciables a lo que el diario dice. Ahora, para un jurado popular que va a intervenir en un caso una sola vez en la vida, lo que diga o deje de decir el diario realmente yo siento que les importa bastante poco y es algo que nosotres acá solemos preguntar en las encuestas que se hacen una vez que las personas fueron jurados. Ahí hay más un prejuicio, un mito urbano, que una realidad”, consideró Lorenzo.
“Lo que sí nos tenemos que preguntar es qué calidad de litigio tenemos en los juicios, y qué calidad de trabajo técnico tenemos en los juicios. Porque quizás lo que pase es que no estamos trabajando lo suficientemente bien para persuadir al jurado, y esa es una responsabilidad nuestra”, aseguró la jueza neuquina.
Lo que la experiencia demuestra
“Me da un poco de gracia que cuando condena un jurado, es que son punitivistas; cuando absuelven, es que son misóginos. ¿Y por casa cómo andamos? He sido jueza en juicios por jurados y he visto casi todos los juicios por jurados que se han hecho en Neuquén y una cosa que es muy conmovedora es la conmoción que tiene el jurado cuando vuelve a dar su veredicto”, relató.
En ese sentido, afirmó que “no es fácil tomar una decisión que va a impactar en la vida no de dos personas, en la de dos familias, de la familia de la víctima y del imputado. No les resulta fácil, no me parece que tomen las decisiones porque son prejuicioses o porque se querían ir a ver un partido de fútbol, toman las decisiones sobre la base de los que se les prueba en el juicio y lo que se les instruye desde la judicatura técnica”.
“Si nosotres estamos fallando en la forma en que construimos los casos o en la forma en que explicamos el derecho, es un debate que tenemos que tener como abogados y abogadas, pero no podemos salirnos por la tangente de que si un veredicto no nos gusta, la responsabilidad es del jurado que decidió mal, tendríamos que preguntarnos qué deberíamos haber hecho nosotres distinto y por qué no obtuvimos el resultado que esperábamos”, concluyó Lorenzo.
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