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José Alexis Méndez Castro mató a un joven de 29 años por la espalda durante un control en La Favorita, el 1 de mayo. Tras asesinarlo, le plantó una tumbera. Lo condenaron a perpetua. Es la primera sentencia de estas características en Mendoza desde que se implementó el juicio por jurados. 

Por primera vez desde que se implementaron en la provincia, un jurado popular halló culpable este jueves por la tarde a un policía por gatillo fácil.

Luego del veredicto, el efectivo José Alexis Méndez Castro fue condenado a prisión perpetua por haber acribillado durante una persecución y con el arma reglamentaria a Ricardo Bazán, un joven de 29 años que corrió por temor a que lo detuvieran en un control montado en el barrio Nueva Esperanza de La Favorita, en Ciudad, la noche del 1 de mayo del 2019.

El debate comenzó el lunes y tuvo como acusadores a la fiscal de Homicidios Andrea Lazo (instruyó la causa) y el jefe de esa Unidad Fiscal, Fernando Guzzo.

Luego de los alegatos que se desarrollaron esta jornada –también hablaron los querellantes Lucas Lecour y Juan Dantiaq– los miembros del jurado deliberaron cinco horas y dieron a conocer su decisión final: culpable de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por la función.

El juez técnico Mateo Bermejo no sólo lo sentenció por el ataque contra Bazán, sino por un abuso de armas: un año antes y vestido de civil, disparó contra un militar después de un entredicho y lo hirió en su pierna izquierda. También utilizó su arma reglamentaria.

Así las cosas, Méndez Castro deberá cumplir –al menos– 35 años en la cárcel para tener acceso a un pedido de libertad condicional.

Su defensa, representada en mayor medida por Nélida Basso, entendió que su cliente no había actuado con dolo en el caso de Bazán y que se trató de un accidente. “La bala rebotó. No fue un disparo directo. Tenía restos de pavimento”, sostuvo ante las partes.

Ricardo Bazán tenía 29 años e iba a ser padre cuando lo mataron.

A pesar de sus argumentos, el jurado popular entendió todo lo contrario y halló culpable al uniformado por la calificación que prevé la pena máxima.

En detalle, cómo fueron los alegatos
La fiscalía fue contundente contra el policía José Alexis Méndez durante los alegatos de clausura, que se desarrollaron durante la mañana de este jueves en los Tribunales locales.

Andrea Lazo, quien instruyó la causa, fue la primera en exponer sus argumentos para solicitar un veredicto de culpabilidad y las pruebas que se ventilaron durante el proceso.

“Como diría (Joaquín) Sabina, Nos sobran los motivos”, citó la magistrada en el inicio de su alocución.

Su discurso estuvo dirigido a los 12 miembros del jurado, los seis hombres y seis mujeres que decidieron declarar la culpabilidad de Mendez Castro. Y su motivo estaba basado en más de 60 razones probatorias que se convirtieron en hechos.

Lazo explicó que el primer ataque por el que llegó a debate el policía, el que tuvo como víctima al militar Cristian Orellana Gómez, ocurrido el 29 de julio del 2018 en La Consulta, en San Carlos, estaba totalmente acreditado por las pruebas incorporadas en la causa.

Los testigos fueron quienes marcaron a Méndez Castro como el autor de dos disparos contra Orellana después de un entredicho que tuvieron sobre calle Patricias Mendocinas.

Uno de los proyectiles que salieron del arma reglamentaria del miembro de la fuerza, quien se encontraba de civil, impactó el muslo izquierdo de la víctima. “Lo hizo de puro guapo”, aseguró Lazo, una frase que repitió cinco veces durante sus alegatos.

Por último, contó que la lesión causada por el abuso de armas provocó que la víctima no pudiera continuar con su carrera militar.

Una vez terminada la primera parte, Lazo siguió con la acusación de doble homicidio agravado por la función y por el arma de fuego que recayó sobre Méndez el 1 de mayo del 2019, cuando se produjo el crimen de Ricardo Bazán. “Entendemos que lo hizo de puro guapo. Vestido de policía”, dijo marcando la diferencia con el primer hecho, cometido mientras se encontraba sin el uniforme.

La tumbera que le plantaron a la víctima después del crimen.

El Ministerio Público contó que Bazán no tenía antecedentes ni condenas, es decir, que era inocente para la ley.

El hecho sucedió el día citado a las 22 sobre calle Libertad, entre El Algarrobal y Las Rosas, en el barrio Nueva Esperanza de La Favorita.

Esa jornada, Méndez Castro y otros dos policías le frenaron la marcha a una camioneta en la que viajaban dos hombres. Los hicieron bajar e iniciaron un palpado y una requisa sobre el vehículo. Esto quedó confirmado porque las huellas de la víctima fueron levantadas de las chapas del rodado.

Los otros dos miembros de la fuerza, quienes declararon en el debate, confirmaron que no les encontraron ningún tipo de armas. Méndez Castro, quien conocía a Bazán de la zona, ya le había dicho un tiempo antes que lo iba a matar.

La hipótesis policial y judicial sostiene que esto pudo haber provocado temor en la víctima, que salió corriendo para intentar no pasar la noche en un calabozo.

Lazo explicó que el policía salió en persecución. Lo hizo durante 200 metros. Y disparó seis veces en tres tramos diferentes. Dos plomos calibre 9 milímetros del arma reglamentaria de Méndez Castro dieron en el cuerpo de Bazán, y uno le perforó el corazón. Agonizó casi 5 minutos y llegó sin vida a un centro de salud de la zona.

La fiscal hizo hincapié en que, después de dispararle, Méndez Castro se fue del lugar y le plantó un arma tipo tumbera (fabricación casera). Llamativamente, “estaba encintada y no tenía huellas”, explicó. Y agregó que luego se comprobó que Bazán no había disparado ningún arma de fuego, ya que no tenía pólvora en las manos.

Los disparos fueron a una zona segura, no fueron a la tierra. Fueron realizados a 1,20 y 1,50 metros de altura en un ángulo de 7 grados. Apuntaba a la víctima”, detalló sobre los trabajos y las conclusiones de los peritos que se desarrollaron los días posteriores al hecho.

Por último, la fiscal de Homicidios le expresó al jurado popular que Méndez Castro no dio aviso a sus superiores del hecho. Que el arma tumbera la plantó y que realizó maniobras evasivas y de ocultamiento para evitar ser descubierto, aclarando que la Inspección General de Seguridad (IGS) ya había recomendado la cesantía de Méndez Castro en la fuerza.

“Era un trabajador municipal. Sostén de familia. Fue atacado sin causa que lo justifique. Usó y abusó de su condición y de su arma para asesinar a sangre fría a Ricardo Bazán”, finalizó.

Fernando Guzzo, jefe de la Unidad Fiscal de Homicidios, también hizo un repaso de los hechos y destacó que el policía actuó intencionalmente. Agregó que no se trató de un hecho culposo y que eso, para la ley, se llama dolo.

 

Fuente: Diario El Sol

 


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