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El sábado 7 de marzo de 2020, alrededor de la 5 de la madrugada, el periodista, escritor y músico Marcos Misiaszek (31) fue asaltado por dos delincuentes en Avenida San Martín al 2500. A metros de su casa, lo ejecutaron de dos balazos en el estómago, con un arma calibre .9 milímetros, para robarle su moto, una Honda Elite 125.

Jueves, 24 de junio de 2021

 

Por Alfredo Germignani

 

El sábado 7 de marzo de 2020, alrededor de la 5 de la madrugada, el periodista, escritor y músico Marcos Misiaszek (31) fue asaltado por dos delincuentes en Avenida San Martín al 2500. A metros de su casa, lo ejecutaron de dos balazos en el estómago, con un arma calibre .9 milímetros, para robarle su moto, una Honda Elite 125.

Marcos dijo a sus verdugos que les entregaba todo, pero igual lo ejecutaron a sangre fría. “¿Voy a vivir? ¿No voy a vivir? ¿Qué me pasa?”, se preguntó mientras era trasladado al hospital en un coche por un vecino que alcanzó a socorrerlo y dar aviso a su familia.  Tras agonizar 17 horas, la doctora Ana María Silvestri de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Julio C. Perrando, certificó su deceso a las 21.50, producto de un shock hipovolémico refractario, debido a las heridas causadas por los disparos. 

A poco más de un año de su asesinato, la causa se encuentra en la Oficina de Juicios por Jurado a la espera de la fecha de inicio del debate este año. Los sindicados como autores del crimen, Fabricio Fernández (19) y Germán Alberto Ayala (22), venían de asaltar un kiosco en avenida Alberdi. Quince minutos después, atacaron a Marcos, quien volvía a su casa después de una reunión con amigos. La familia pide perpetua para sus asesinos.  

Marcos fue un activo hacedor cultural y cultivador de un ácido humor negro. Estudió Licenciatura en Periodismo y desarrolló una particular pasión por la lectura y por el género negro, tanto como escritor, tanto como periodista. Sobre todo, era muy fan del fantasy y el terror, admiraba a Poe, Lovecraft y King. Impulsó el proyecto periodístico “Bajo la lupa”, que se especializó en revisionismo policial chaqueño. 

Además, era vocalista de Backbone, una banda de groove metal, tenía una voz potente y sinigual y podía sostener larguísimos alaridos guturales hasta hacer reventar los tímpanos, virtud que ese género musical valora como una metralleta en un apocalipsis zombi.

Conocí a Marcos en un taller multimedia de literatura de terror y ciencia ficción que organizamos desde la plataforma creativa Literatura Tropical, en 2012. De esa aventura salió el único número de la revista Historias tenebrosas, donde rendimos tributo al género con una publicación barata, de cuentos pulp, y sellamos desde entonces una amistad literaria. 

Su única primera novela publicada, Muerte blanca (2013), relata la historia de un asesino serial que asola las villas de Resistencia como un espectro siniestro de la condición humana. En 2014 participó de la antología Cuentos tropicantes que editamos con LT. Su relato “El hambre de la laguna negra” cuenta, en clave lovecraftiana, sobre unas entidades que habitan un lago putrefacto y a las cuales el protagonista, capaz bestia semihumana contrahecha, se alimentaba con cadáveres para poder contemplar los extraños colores que emergían de ella. Dejó inédita la novela Monte adentro, entre otros cuentos y textos literarios.  

También ese mismo año, escribimos a cuatro manos “Cuando desperté mi pene no estaba allí”, un artefacto literario y una parodia escabrosa sobre extraterrestres y (ahora que lo pienso, también) sobre machirulos. En su último cuento publicado en la plataforma LT, “Trepanación” (2018), sobre la brutal práctica médica de agujerar cráneos con un instrumento quirúrgico en épocas prehistóricas, despliega una poderosa y tenebrosa imaginación enriquecedora del género. 

El año pasado, habíamos iniciado un trabajo conjunto para editar su libro Bajo la lupa: famosos casos de la crónica policial de Chaco, como parte de la colección de libros de LT. Por la macrisis, no habíamos podido publicarlo en 2019. Este año retomamos el laburo y gracias a un trabajo en equipo junto a su madre Marta Inés Piñeiro, su padre Juan Alberto Misiaszek y su hermano Lucía, y sus amigos Agustín Francia y Florencia Pérez Laplace, logramos editar el libro en formato digital y muy pronto se publicará en formato físico. 

Marcos fue un gran amigo, un ferviente escritor y un profesional de la comunicación notable. “Un hueso duro de roer —en palabras de Miguel Ángel Molfino, quien también fue su tallerista—, discutidor, muchas veces cubría de dudas todo lo que le decía, le recomendaba autores que le servirían como bengalas en la noche. Un personaje, pero no lo puedo negar, me gustaban esas actitudes cargadas de potencia y sinceridad”. 

Siento que una trágica paradoja selló injustamente su destino. Ni las muertes más escabrosas imaginadas en su literatura para sus desalmados verdugos, nos devolverán la vida de Marcos.  En “Mis últimas palabras”, un cuento que escribió en 2012 para la revista Historias tenebrosas, su protagonista relata en primera persona su propia zombificación: “Mientras dormía la vi otra vez. La sombra se posó a los pies de mi cama. Atacado por una fiebre literaria, grité: ¡Nunca más!” 

 

Enlaces de interés 

https://literaturatropical.com/2015/05/09/cuentos-tropicantes-un-libro-que-reune-jovenes-y-potentes-voces-de-la-region/ 

https://literaturatropical.com/2014/10/11/artefacto-literario-n8-cuando-desperte-mi-pene-ya-no-estaba-alli/ 

https://literaturatropical.com/2018/08/09/trepanacion/ 

https://literaturatropical.com/2021/02/19/bajo-la-lupa/ 

https://bajolalupasite.wordpress.com/ 


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