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El dueño del animal tardó seis años en conseguir justicia; ganó la demanda por daños y perjuicios iniciada en 2015.

Miércoles, 12 de enero de 2022

Pese a que una decisión judicial no le pone fin al dolor por la pérdida de alguien querido, un hombre en la Ciudad de Buenos Aires consiguió que el responsable por la muerte de un perro asumiera las consecuencias y deberá pagarle $100.000 por los daños ocasionados. Se trata de un hecho que ocurrió en 2015 y que, recién ahora, tuvo una resolución.

Un día como cualquier otro, Ezequiel Martín Salsamendi llevó a perro de siete años, llamado Chezu, a que le dieran un baño. Para eso, acudió un centro veterinario que ya conocía desde hacía un tiempo. El encargado que lo recibió se llevó a la mascota y le pidió al hombre que volviera en el plazo de una hora a retirarlo.

Cuando transcurrió ese tiempo, el dueño del animal volvió pero se encontró con una desesperante escena: Chezu estaba al borde la muerte porque al parecer lo dejaron más tiempo del debido en la secadora y esto le provocó un golpe de calor. El perro estaba desvanecido, con golpes y cortes en la cara, sangre que le salía de la boca y otras heridas.

Ante esa situación, el empleado del lugar le explicó que lo dejó en la secadora entre 20 y 25 minutos, pero que no lo supervisó y que cuando regresó lo encontró en tan mal estado que lo llevó a que recibiera atención a una veterinaria. Allí lo atendió una especialista que notó que el animal convulsionaba y presentaba dificultades para respirar. De acuerdo con la descripción de los hechos que se desprendió del fallo, al día siguiente el animal murió.

En medio de este terrible escenario, el dueño del animal realizó una denuncia primero en la Policía y luego ante la Justicia. Cuando se inició la investigación, se ordenó una autopsia y una perito veterinaria al observar la tonalidad tan oscura que presentaba el animal determinó que hubo un caso de hipoxia producto del colapso traqueal dorso-ventral.

Con esto indicó que no solo el golpe de calor produjo el deceso, sino que se concluyó que una fuerza externa contribuyó con la falta de oxígeno.

La perito explicó que la causa más frecuente de un golpe de calor es la exposición a temperaturas extremas durante más de un cuarto de hora, y que la situación empeora cuando se trata de una ambiente es escasa o nula ventilación.

En ese sentido, cuando el calor es muy elevado el mecanismo fisiológico de los perros para bajar la temperatura corporal es el jadeo, ya que el animal no logra ayudarse a sí mismo por la propia ola de calor.

Del fallo también se desprendió que Chezu no ingresó antes a la veterinaria por alguna enfermedad o afección, por lo que se descartó que hubiese alguna condición previa y se determinó que inicio y proceso de muerte ocurrió dentro de la peluquería.

Para la Justicia se trató de un caso de daños y perjuicios y la persona que atendió al perro fue sancionada a pagarle al dueño una indemnización por daño moral de $100.000. La médica que intentó salvar al perro, por su parte, quedó exonerada.

 

Fuente: La Nación 


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