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Cada año, 12 mil personas son reportadas como desaparecidas en Argentina, en hechos que en general se resuelven a las pocas horas. Pero ¿qué pasa con las casi 31 mil que aún no aparecen? Los casos en el Chaco de Elvis Benítez, Nicolás Leiva y Manuel Ramírez en esta crónica de LITIGIO.

Miércoles, 4 de agosto de 2021

 

Por Bruno Martínez

Fantosmia. Así se conoce al trastorno que lleva a alguien a percibir olores que en realidad no están en el ambiente: una alucinación olfativa. Y muchas veces esos olores imaginarios tienen connotaciones autobiográficas. Pueden evocar recuerdos de la infancia, una situación traumática o el aroma de un familiar que ya no está.

Esta es la única explicación lógica para entender lo que le pasó a Erica Romero. No recuerda el mes ni el día exacto, pero a mediados de 2018, cuando llegó a su casa del barrio Mujeres Argentinas, en Resistencia, y abrió la puerta sintió cómo de pronto brotaba desde el interior una fragancia intensa, mezcla de cardamomo, lavanda y madera. Un aroma similar al perfume Blue Blazer que usaba su hijo Elvis Martín Benítez, desaparecido desde el 22 de diciembre de 2017.

Pensó que Elvis había regresado. Sintió esa emoción. Dijo su nombre en voz alta. Revisó el comedor. Su pieza. Todo. Pero nada. Él no estaba. Era sólo un olor fantasma. Parecido al suyo.

***

Al momento de su desaparición, Elvis tenía 18 años y era papá de un bebé de tres meses. Lo vieron por última vez en la mañana del 22 de diciembre de 2017, cuando un amigo de nombre Guido lo acercó en bicicleta hasta la parada del colectivo, en avenida 9 de Julio y calle 8. Debía tomar el micro que lo llevaría hasta la casa de su abuela, por 25 de Mayo, casi ruta 11.

El domingo, en la víspera de Nochebuena, Erica y el resto de la familia se juntaron en lo de la abuela de Elvis, donde supuestamente él estaba hace dos días.

—¿Y Martín? — preguntó Erica a la empleada doméstica.

—No, Martín no vino —respondió.

Le hizo la misma pregunta a la abuela y recibió una respuesta similiar.

Al ver que su hijo no estaba y que tampoco llevaba celular como para poder contactarse, Erica se acercó hasta la Comisaría Décima donde radicó la denuncia. Volvió a la casa de la abuela y se encontró con otra revelación:

—Guido me dijo que Martín se iba a tirar del puente— le confió la novia de Elvis.

Perturbada, Erica se contactó con Guido, el amigo de Elvis que lo había dejado en la parada de colectivos, y él se lo confirmó.

En los días posteriores, la Policía del Chaco revisó las cámaras del Puente General Belgrano. Entre las horas en las que pudo haber estado detectaron que había una persona similar que circuló por ahí pero luego confirmaron que se trataba de otro joven.

El 26 de diciembre se realizó la primera marcha exigiendo por su aparición. Tras la movilización, la recibió el por entonces ministro de Seguridad, Carlos Barsesa, y se logró que el gobernador de ese momento, Domingo Peppo, habilite una recompensa de 200 mil pesos para cualquier persona que acerque algún dato.

A partir de ahí, todos los días, en cualquier horario, Erica comenzó a recibir llamadas y mensajes: “Tu hijo está en el Tiro Federal”. “Tu hijo está subiendo en un micro hacia Tirol”. “Lo vimos en General San Martín”. “Lo vimos en Ciudad del Este”. Se repetían uno tras otro. Aunque disimiles, todas estas pistas tenían algo en común: eran erróneas y aportaron muy poco a la investigación.

Aparecieron personas que se contactaron con ella vía redes sociales pidiéndole plata a cambio de información. En ocasiones, Erica pagó, aunque ningún dato le sirvió para algo. Todavía hoy continúa recibiendo CBU de gente que ofrece datos por dinero.

No faltaron quienes aseguraban, sin pruebas pero sin dudas, que Elvis estaba muerto. Una de ellas fue Verónica Contreras, una expolicía mendocina devenida en supuesta clarividente. Contreras es conocida por su participación en casos de desapariciones que tuvieron gran repercusión mediática como el de Sofía Herrera, la niña de tres años desaparecida en 2008 en un camping ubicado a 60 kilómetros de Río Grande, Tierra del Fuego.

En el caso de Sofía, Contreras había acusado a los padres de haber asesinado a su hija, enterrado el cuerpo en el patio de su propia casa y simulado una desaparición. Los padres de Sofía la querellaron por calumnias, pero la Justicia determinó que no podían imputarla. El Juez de Instrucción, Daniel Cesari Hernández, resolvió en septiembre de 2017 declarar la inimputabilidad de Contreras al haberse constatado que presentaba una “alteración morbosa de sus facultades mentales” lo cual le impedía comprender la criminalidad de sus actos.

¿Qué dijo la “clarividente” sobre el caso de Elvis Benítez? Contreras aseguró que el cuerpo quedó en un área de “agua y pasto”, que en algún momento la familia lo iba a encontrar y que Elvis murió porque “una joda de amigos salió mal”.

El rastrillaje en la zona donde desapareció Elvis tardó 14 meses en concretarse. Cuando Erica lo pidió, desde el gobierno provincial le dijeron que Resistencia “era muy grande” y que no sabían dónde buscar. Daniel Chorvat, reemplazo de Barsesa en el Ministerio de Seguridad del Chaco, fue quien tomó la decisión de autorizarlo. Los resultados fueron nulos.

Erica viajó a Paraguay, Chile y Brasil. Pegó afiches en los pasos fronterizos y hasta intentó radicar una denuncia en Paraguay, pero le aclararon que eso no se podía hacer porque el sistema de búsqueda no funciona así. También estuvo en varias morgues donde participó de reconocimientos de cadáveres.

A pesar de que la recompensa para quien brinde datos sobre Elvis se elevó a 300 mil pesos, hace dos años que nadie llama para ofrecer algún dato sobre su paradero. Lo último fue en julio de 2019, cuando apareció en Neuquén un chico en situación de calle con rasgos físicos similares.

El papá de Elvis y su abuela murieron sin saber qué le pasó. Erica ya no vive en Resistencia. Se trasladó a Colonia Benítez, a casi 30 kilómetros de la capital chaqueña, donde instaló su local de ropas. Los recuerdos de su hijo en su casa del barrio Mujeres Argentinas la agobiaban. En ocasiones se despertaba pensando que lo había escuchado silbando en la ventana. En otras, también sentía su perfume.

Erica Romero busca a su hijo desde 2017.

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Según datos del Sistema Federal de Comunicaciones Policiales (SICOP) y del Sistema de Estadísticas de la Policía del Chaco, entre 2015 y 2020, se reportaron 1.433 desapariciones en la provincia. Actualmente, 44 denuncias continúan activas.

Todos los años se extravían alrededor de 12 mil personas en Argentina. En su gran mayoría, los casos se resuelven en pocas horas. De acuerdo a los datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, se busca a casi 31 mil en el país.

Esto es un fenómeno que se repite en todo el mundo: según detalla el periodista Javier Sinay, en un artículo publicado en la revista RedAcción, en Estados Unidos, casi 2 millones de personas son reportadas como desaparecidas cada año; en Reino Unido, 378 mil; en Alemania, 337 mil y en Brasil 75 mil.

Para atender a esta problemática de manera más específica y coordinada, en 2015, se creó en Argentina el SICOP, una plataforma a la que están integradas las policías de todas las provincias y las fuerzas federales.

El mismo permite retransmitir todos los casos de personas desaparecidas en tiempo real. Un año después se puso en marcha el Sistema Federal de Búsqueda (SIFEBU), que depende del Ministerio de Seguridad de la Nación. El SIFEBU tiene por objeto coordinar la cooperación con todo organismo que intervenga en la búsqueda personas y en el hallazgo de individuos no identificados.

En esta misma línea, en marzo de 2021, el gobierno del Chaco creó el Sistema Provincial de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas el cual apunta a coordinar las tareas del Ministerio de Seguridad y Justicia, del Poder Judicial, del Ministerio Público Fiscal, de las Fuerzas de Seguridad y de cualquier otro organismo de orden internacional, nacional, provincial o municipal que intervenga en la búsqueda de personas desaparecidas, como así también en el hallazgo de personas con identidad desconocida. El sistema además tiene la tarea de reunir toda la información que pueda ser de utilidad para dar con algún paradero o identificar a alguien.

Leandro Álvarez, subsecretario de subsecretario de Planificación de Seguridad y Justicia del Chaco explica a LITIGIO que hay varias aristas que se quiere atender con la creación de este Sistema.

En primer lugar, está la cuestión vinculada a la coordinación entre fuerzas y poderes del Estado, clave para que cada búsqueda sea lo más rápida, eficiente y efectiva posible. También se comenzará a aplicar protocolos con alertas amarilla, naranja y roja, para determinar la gravedad de cada caso.

Además, se abordará la capacitación, tanto del personal policial como de funcionarios judiciales. Abarcará no sólo la instrucción sobre los protocolos de búsqueda sino también los recursos disponibles para realizar distintas tareas vinculadas a las pesquisas. “Es importante que se entienda que no todos los recursos llegan solamente desde Buenos Aires”, apunta Álvarez, al tiempo que señala que en las provincias vecinas también se pueden solicitar cooperación, tanto en lo que sea logística, envío de perros para búsquedas y equipamiento, entre otros.

Para el funcionario, hay además una materia pendiente que es el entrecruzamiento de datos. Según cuenta, aún hoy, con el avance en términos de comunicación que existe, alguien podría haberse ido de su casa del Chaco sin avisar a su familia, iniciar una nueva vida en otra provincia, con un trabajo y casa, y aun así nunca nadie se enteraría. La necesidad del cruce de las bases de datos entre jurisdicciones es clave en este sentido.

Además, surge otra falla: la tardía identificación de cadáveres no identificados que son enterrados como NN. En LatFem, la periodista Flor Alcaráz recuerda que el documento “Búsquedas de personas en democracia: Identificaciones de NN, trayectorias de vidas y cursos burocráticos”, presentado por la Procuraduría de Trata de Personas del Ministerio Público Fiscal, el SIFEBU y la Colectiva de Intervención Ante las Violencias, reveló que desde octubre de 2015 hasta octubre de 2019 se realizaron 304 identificaciones positivas. El tiempo transcurrido entre la desaparición y el hallazgo del cuerpo fue menor a diez días, pero su identificación se produjo meses e incluso años después.

Uno de los casos más emblemáticos es el de Luciano Arruga a quien sus familiares y amigos buscaron casi seis años. En octubre de 2014 se supo que todo ese tiempo había estado enterrado en el cementerio de la Chacarita como NN.

 

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La última imagen que se tiene de Manuel Ramírez.

A poco de nacer, Manuel Ramírez fue diagnosticado con coartación de aorta, un defecto congénito por el cual una parte de la vena aorta, que es el tubo que lleva la sangre oxigenada al cuerpo, es más estrecha que lo usual. Es por eso que a los dos años de edad tuvieron que operarlo.

La operación salió bien, pero se produjo una complicación: sufrió un accidente cerebrovascular. Esto le dejó como secuela una hemiplejía en la zona izquierda del cuerpo y problemas de presión.

Los médicos les dijeron a sus padres que probablemente su hijo no camine nunca. Que iba a movilizarse siempre en silla de ruedas y que, si no se cuidaba, probablemente, pasados los 30 años, le podía volver a producir otro ACV. Y ese tal vez sería el último.

Rehabilitación mediante, Manuel pudo caminar y hacer una vida independiente y normal. De hecho, estuvo viviendo un par de años en Santa Fe donde estudió composición musical.

Tiempo después volvió a Resistencia. Se ubicó en un departamento en avenida Italia 47, donde vivía solo. Ese fue el último lugar donde lo vieron antes de su desaparición el 3 de junio de 2021.

¿Qué pasó los días previos a su desaparición? René Ramírez, padre de Manuel, cuenta a LITIGIO que el domingo 30 de mayo, Manuel, de 33 años de edad, estuvo con su mamá en la Laguna Argüello colaborando con la venta de bolsas ecológicas, un pequeño emprendimiento familiar.

El martes 1 de junio, por la tarde, su papá pasó en moto por la zona del Colegio Nacional y lo vio caminando. Manuel lo saludó. Era las 17.25. Esa misma tarde, Manuel llamó preocupado por la salud de su hermana quien estaba con cólicos renales. Ese llamado fue el último contacto que la familia tuvo con él.

Al iniciar la búsqueda, testigos comentaron que lo vieron caminar esa misma tarde del martes por Las Heras y Juan B. Justo. Posteriormente, la División Trata de Personas de la Policía del Chaco constató que la cámara de seguridad del departamento de Manuel lo registró saliendo del edificio el jueves 3 de junio por la mañana. Llevaba puesto una campera y remera azules, jeans y cargaba una bolsa blanca.

Una amiga de la familia contó a su vez que lo había visto el viernes 4 de junio por la mañana en la zona de la obra social estatal InSSSeP, por avenida 9 de Julio. Dijo que lo vio “como perdido”.

Cuando empezaron a notar que no aparecía ni tampoco podían contactarse por celular, la familia fue hasta su departamento. Pensaban que podría estar enfermo de COVID-19.

Lo que encontraron era el panorama normal de alguien que pudo haber salido con intenciones de regresar a los pocos minutos. Estaba su documento, la ropa ordenada, sus libros, plata guardada y papeles. También pensaron que pudo haber sufrido algún problema vinculado a sus antecedentes coronarios y que podría haberse desorientado. Todas teorías.

Cómo parte de la búsqueda, la familia viralizó un video con imágenes de Manuel y una voz en off que pide ayuda para encontrarlo y a su vez intenta transmitir la incertidumbre que significa no poder hallar a un ser querido:

“Imaginate tener un hermano, sobrino, hijo o amigo al que no ves tanto por la pandemia, pero están en contacto. Como todas las semanas, un día llama y te dice que piensa ir a verte a pesar de todo. Pero pasan varios días y no se comunica. Su celular da apagado. Entonces vas a su casa y sólo encontrás sus cosas, su ropa, DNI, plata y pasan los días. Pasan muchos días. Hace más de un mes que no sabemos nada de Manuel. Ayudanos a encontrarlo”.

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¿Cuándo se debe denunciar la desaparición de una persona? ¿Hay que esperar 48 horas? “No hay que esperar ni 24 ni 48 horas. Hay que ir lo más rápido posible a la comisaría y ahí mismo preguntar cuál es el juzgado o la fiscalía que va a intervenir”, explica a LITIGIO, Martín Giovio, director de Red Solidaria, una de las ONG de alcance nacional que trabaja activamente en la búsqueda de personas desaparecidas y extraviadas.

Giovio comenta en este sentido que, si los familiares de la persona perdida quieren, después, hay que usar todas las redes sociales posibles para difundir la imagen de la persona buscada. También es posible comunicarse con Red Solidaria, Personas Perdidas y Missing Children para dar aviso, y que entre todos se comience la búsqueda.

“Cuando un familiar nos contacta tratamos de vincularnos con las áreas de Seguridad de la Nación, de la provincia en cuestión y de la zona en la que se perdió la persona”, comentó Giovio, quien indicó que actualmente la ONG busca a 110 niños y niñas y 420 adultos. “Hay que hacer mucho ruido para que aparezca lo más rápido posible”, añade.

***

Hasta antes de que comience la pandemia, Norma Sánchez repetía algunos rituales. Todos los 4 de cada mes se presentaba en la redacción de diario Norte y pedía que le hagan una nota. En todas, le exigía al Gobierno y la Justicia del Chaco que no abandonen la búsqueda de su hijo Nicolás Leiva.

Cada tanto también salía a revisar si en las comisarías estaba puesta la foto de Nicolás, quien hoy tendría 24 años, y recorría lugares donde dormían personas en situación de calle. Ha llegado incluso a levantar frazadas de gente acostada en la vía pública.

El 4 de agosto de 2017, a las 17.30, Nicolás le dejó a su mamá plata que había cobrado por cortar el pasto, se preparó un sándwich y se despidió:

—Ya vengo, viejita.

Pasaron las horas, pero Nicolás no volvió.

Al día siguiente, comenzaron a buscarlo en las zonas donde él solía frecuentar: Barrio Timbó, barrio La Paz, Villa Dorico, Santo Domingo, Santa Clara. El domingo repitieron la búsqueda, pero no lo encontraron.

El 7 de agosto la familia decidió radicar la denuncia en la Comisaría Décima. Tres días después apareció en la casa de Norma un oficial de esa comisaría, de nombre Oscar Molina con una llamativa consulta: le preguntó si lo había visto a Nicolás y si sospechaba que pudiera estar en la casa de su hermano.

Norma le aclaró que hace tiempo lo estaban buscando y que claramente no estaba ahí. Le preguntó a qué se debía su visita. Molina le aseguró que el 4, el día en que desapareció, la Policía lo estaba buscando por el robo de una moto. Este dato nunca le había sido revelado antes a Norma, ni siquiera cuando se presentó a la Comisaría a denunciar su desaparición.

Con esta información, unió piezas y resignificó episodios que hasta ese momento no tenían importancia. Recordó que esa misma noche de la desaparición de su hijo, vio al patrullero de la Décima que circulaba constantemente por su barrio a gran velocidad. En un momento dado, llegó a ver que dentro del vehículo policial llevaban a una persona, pero no pudo distinguir su rostro.

Norma Sánchez continúa en la búsqueda de su hijo, Nicolás Leiva.

Un tiempo antes de su desaparición, Nicolás Leiva había sido víctima de violencia, golpizas, apremios ilegales, hostigamiento y amenazas por parte de policías de la Comisaría Décima. Las mismas constan en una serie de denuncias realizadas por su familia, las cuales nunca fueron investigadas.

El 30 de abril de 2015, Rocío, hermana de Nicolás, denunció que su hermano había sido sometido a torturas y amenazado de muerte dentro de las dependencias de la Décima por parte de cuatro policías a los cuales reconoció. Incluso aportó los nombres de dos.

La mamá de Nicolás denunció el 17 de septiembre de 2015 que su hijo fue sometido a torturas y nuevamente amenazado de muerte por parte de dos efectivos policiales, los mismos que cinco meses atrás lo habían amenazado y torturado.

El 1 de julio de 2016 el propio Nicolás Leiva denunció que el 30 de junio, mientras se encontraba esposado dentro de la Comisaría Décima, un policía lo torturó, le apuntó con su arma reglamentaria en la cabeza y amenazó con matarlo.

El 28 de septiembre de ese año, Norma denunció que su hijo fue perseguido por policías de la Décima quienes le dispararon postazos de goma. Una vez que lograron reducirlo, empezaron a torturarlo en plena vía pública hasta desmayarlo. A raíz de esto comenzó a convulsionar y ante la mirada de los vecinos, los uniformados le sacaron las esposas y lo dejaron tirado en el lugar. También denunció que el jefe de la Comisaría previamente lo había amenazado de muerte.

Norma recuerda a LITIGIO que antes de su desaparición, Nicolás hacía un año que no caía preso. Reconoce que tenía problemas con el consumo de drogas pero que, gracias a la intervención familiar, logró tratarse en centros de rehabilitación. Estaba mucho mejor. De hecho, comenzó a participar activamente en las reuniones de la Iglesia Cristiana Internacional del Pastor Jorge Ledesma. También trabajaba haciendo changas, cortando el pasto o en la construcción.

La Secretaría de Derechos Humanos provincial se constituyó en mayo de este año como querellante particular en la causa, la cual está a cargo del fiscal Jorge Gómez. La presentación del organismo es contra “trabajadores policiales de la Comisaría Décima de la Ciudad de Resistencia y/o personal de otra dependencia policial que haya actuado en la desaparición de Nicolás Leiva”. Por este hecho, nunca hubo detenidos ni imputados.

“Este año recién me atendió el gobernador Capitanich porque Peppo no me atendió nunca. Hace dos años que estoy esperando que me reciba la ministra de Seguridad (Gloria Zalazar). Eso es lo más doloroso: tener que esperar”, sostiene Norma.

Hace poco tiempo que comenzó a recibir tratamiento psicológico por parte de una profesional del Ministerio de Salud de la provincia. Cuenta que no duerme por las noches esperando a tener noticias de Nicolás. “Como mamá”, dice Norma, “una siempre espera que su hijo vuelva a casa”.

 

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Si sabés algo sobre el paradero de Elvis Benítez, Nicolás Leiva o Manuel Ramírez comunicate con la comisaría más cercana, al servicio de emergencias 911 (en el Chaco) o al Departamento de Trata de Personas de la Policía del Chaco (0362 – 154709548)

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